Degustamos unas berzas de habichuelas verdes como si las hubiera guisado nuestra madre y unas tortillas de bacalao exquisitas. Yo tuve al lado y enfrente a dos hermanas de 13 y 15 años, Charlotte y Elisa, que disfrutaron lo indecible. Malagueñas de El Palo, hijas de una alemana del unificado Este y de un holandés, asistieron en calidad de aficionadas al encuentro con Los Chaparro de Málaga con verdadera devoción. Y no era para menos. La tarde nos había reservado una regalo de incalculable valor, una sobremesa flamenca con la actuación de Chaparro de Málaga acompañando a su hijo Jose de Chaparro que resultó antológica.
Me pareció, a mi manera de entender lo que es el flamenco, un momento cumbre donde los sentimientos estuvieron a flor de piel, los recuerdos, la esperanza y la añoranza en su perfecto equilibrio, evocando y presenciando a la vez lo que es el flamenco.
Comenzaron por alegrías de Cádiz para continuar por malagueñas, la de la Peñaranda 'No merece ni el vivir' rematada por una rondeña con el aire de Antonio de Canillas y una tanda de abandolaos recordando a Cayetano Muriel "Niño de Cabra" y a Juan Breva. A continuación nos interpretaron tres verdiales que fueron especialmente acogidos entre fiesteros.
A petición de su abuela materna, José de Chaparro nos cantó por seguiriyas. Un momento sobrecogedor, en todos los aspectos del sobrecogimiento, con un largo y entrañable recuerdo a Gitanillo de Velez. Las remato por cabales y nos quedamos todos con el corazón encogido, todos, incluidos los dos grandes artistas que nos deleitaban... Imposible una entrega mayor.
Como la reunión era tan entrañable y la seguiriya nos dejó sin aliento a todos, hablamos un rato de Luis Santiago Amador "Gitanillo de Velez" y de tan querida familia, sus hijos, su Reme del alma, mucho arte y muchos y grandes recuerdos. Hemos compartido muy bonitas reuniones con la familia de Gitanillo. Era una persona muy especial y querida. Le echamos de menos.

Nos recordó con unos fandangos a la Niña de los Peines y también a Pepe Pinto y un último fandango personal con el quiebro del De La Calzá. Y continuaron por bulerías con unas letras dedicadas a la pasada conmemoración del Día de Andalucía del querido amigo y gran artista José Manuel Ruiz Rosa "El Chino de Málaga". Agradecí expresamente que recordará al poeta granadino Manuel Benítez Carrasco en algunas de sus soleares más representativas. Con esta maravillosa evocación remataron la impresionante actuación de la tarde.
Y una petición muy especial, de Mari Paz, su madre, hizo que nos cantara nuestro querido José una saeta flamenca. Y así, triunfantes, llegó el momento de la despedida, de los abrazos. Aplausos y oles hubieron durante toda la singular actuación de padre e hijo.
Todo un privilegio el tenerlos en reunión tan cercana, en contar con su noble amistad porque nobleza y humildad, unidas a profesionalidad y maestría, son el secreto del éxito, la gracia de la genialidad. Eso es Juan Antonio Conejo Vida "Chaparro de Málaga" y eso es lo que ha sembrado recogiendo el cariño y el reconocimiento de todo aquel que aprecia su dedicación. Y para su hijo José solo esperamos todo el éxito del mundo. A José de Chaparro le acompañan la juventud, sus ganas de aprender, de entregarse por entero, de darlo todo, de triunfar...y le acompaña lo más grande: su padre.
Qué la fortuna, la salud y el éxito os acompañe, familia. Y el amor.
El
aficionado José Fernández nos cantó, aprovechando la presencia y el
acompañamiento de Chaparro, por tientos y seguiriyas con un temple y
flamencura muy interesantes.
Y con besos y abrazos dije adiós a todos. Satisfecha y emocionada, me vine para el campo. Lloviznaba cuando salí de la Finca Quintana. Llegando a Alhaurín de la Torre, seguía cayendo un agua fina, pero a la hora de abrir el portón me cayó todo el agua del mundo. Y se me había olvidado el paraguas en la peña...
Del coche a la puerta de mi casa le eché valor, aunque me puse como una sopa. Pero ya estaba en El Garitón, lugar de mis sueños, de mi insomnio, mi hogar. Y aquí estoy, desvelada, recordando lo mágica que puede ser una tarde. Y disfrutando de las preciosas fotos donde se nos refleja la alegría del encuentro.
Gracias a quienes lo habéis iluminado.
Con todo mi cariño, Mariví Verdú