jueves, 18 de septiembre de 2008

DOLIENTE Y DE OCCIDENTE EN DOS AZOGUES MALAGUEÑOS Y UNA NANA DE PLATA



I.-



Esta tarde el espejo me ha mirado y me encuentro en la otra que me mira. De sopetón mis años en su azogue. Tanto siento al mirarte en la Bahía, Málaga de los búsanos oscuros, la de perfiles griegos azulinos y de siempre y por siempre igual de viva, tan bañada de añil y agua nocturna, indiferente, eterna vieja virgen, tan experta en silencios y sonidos, hecha para cantar, recién creada. Cambiaron por acacias, jacarandas, y los llorones blancos por los lilas. Desnuda te camino por la arena dorada por la luz, plata de sombra. La Málaga de Dios y el Paraíso, es de todos y a mí me pertenece. Cuando ya le he devuelto tantas cosas ella sigue obstinada en guardar algo, soles por las esquinas y rincones, y un aire respirado desde niña. Nadie que te conozca se habrá ido, te intuye cualquier nombre para el gozo. Las luces que desprendes son las mismas, las del génesis claro, día primero.

II.-

No hay tiempo de ser nadie, tan sólo ser tú mismo te lleva tantos años….Ha pasado de largo mi sombra por el parque. Los alhelíes quedan para melancolía. Toda la mar enfrente y todo cielo el día son para las palomas. No he nada nuevo, ebullición y obra en circuito perenne. El sol va perfilando tu silueta de sombra, el palmeral erguido, los plátanos de luz. Cada rincón se obstina en olvidar la historia y emerge del silencio la eterna caracola. Nunca tuviste nombre distinto a primavera. Con tu púrpura vistes los dioses diluidos. Por las huertas y el río han nacido los hombres y los tristes caminos que fueron alameda. Caída desde el cielo buscabas horizonte y jábegas testigos de pura infinitud. Copo grande tu brillo, tu vida y tu costumbre. Málaga, toda tierra, toda mar, trepadora, de perfume y de sombras, y confundida en ella me elevo con su brisa.


NANAS de PLATA

A la nana de plata
del cielo frío,
duerme, niño, y descansa,
corazón mío.


Con la sillita baja
tu madre lleva
el compás de la nana
pa que te duermas.


Tic, tac, tic, tac,
nuestros dos corazones
van a compás.


Soplillito de esparto
¡aire a la lumbre!
las ascuas sueltan chispas
rojas y azules.


¡Ay! que tiene mi niño
sueño y no duerme,
porque el son de esta nana
me lo entretiene.


Duérmete pronto,
angelitos del sueño
cierran tus ojos.

Ea la ea…


Al alimón, Pilar Bugella y Mariví Verdú

*Dedicado a Myrtha Melchiades, para que se recupere pronto, con un fuerte abrazo.

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