domingo, 20 de agosto de 2023

LA SOMBRA INMENSA DE UNA MUJER MENUDA. A PAUL MANDEVILLE, por Mariví Verdú

Siempre fueron los dos como uno solo
y el camino lo hicieron de la mano,
no había Toti sin Paul, y él no tenía
más paz ni posesión que su mirada:
cielo claro, mañana luminosa,
con la calma del mar o con su brío
en las playas de El Palo...
Dos espejos de Kivu, lago eterno
del corazón de un África soñada
que siempre le sirvieron de refugio.
Pero Toti se ha ido hasta el silencio,
ha cerrado sus ojos y no sabe
que el mundo ya no es nada más que tierra
y que no vuelve a casa.
Tan solamente Paul se ha dado cuenta
del alcance de la palabra muerte.
La soledad es Paul. Y su recuerdo.
Y una tristeza alta, tan hermosa,
erguida cual ciprés, junco de oro
hablando con el aire de la nada,
perdido en horizontes tan celestes...
Con palabras no puedo decir llanto,
no sé decir adiós si es hasta luego.
Creí siempre en los dos a ciencia cierta.
Yo creo en el amor cuando te miro.

Este poema lo escribí hace cuatro años aproximadamente, el día 28 de septiembre de 2019, día de la despedida de Clotilde Vega Carrillo. Hoy, 20 de agosto de 2023, último domingo de la Feria de Málaga, me siento a escribir unas palabras nuevas para Paul que nunca leerá. Aunque las escribo por él y para él, son en realidad para abrir la espita de mi corazón que está a punto de estallar de tantas emociones. Paul Mandeville se nos fue el día 18  y se ha ido con casi un siglo a su espalda, un siglo de amor, de familia, de ideales, de trabajo: de generosidad.
La historia de este matrimonio que se quiso con verdadera pasión nos la han contado ellos y está en la memoria de internet, el primero por Juan Torres López y el segundo (Diario La Opinión de Málaga) por Alfonso Vázquez en los siguientes enlaces:



Mis vivencias con Paul y Toti han sido otras, ellos vivían una época de jubilación -pero de acción siempre, social y necesaria- y yo en mis momentos más intensos de vida social y cultural, la más efervescente y efectiva. Tiempos de finales de siglo corrían cuando el poeta Paco Parra propició nuestro encuentro. Ocurrió un treinta y uno de mayo del noventa y siete, aprovechando la estancia en casa de los Mandeville de Marcos Ana y la visita a Málaga del poeta Rafael Franquelo, fuimos a verles a su piso en El Palo Antonio Ligero y los poetas Parra, Franquelo y yo. Fue una tarde memorable. Oír las confesiones de Marcos Ana en viva voz sobre su vida, encarcelado desde la juventud por sus ideas políticas, libre desde que lo pariera su madre, fue tan interesante... también dio buena cuenta de la generosidad de los Mandeville al compartir su hogar y el tiempo que tenían para él  con nosotros brindándonos así la oportunidad de la amistad,  algo que ocurrió al abrir nuestros corazones, que nos pasó a todos y para todos. Extraordinario inicio para lo que llegaron a ser con el tiempo Paul y Toti en mi vida.

Después de aquel primer encuentro fueron impulsores y seguidores de “Calle del Agua” siendo Toti la socia nº 5 de nuestra asociación cultural. Desde entonces son muchas la veces que he estado con ellos y ellos conmigo, innumerables momentos de los que siempre quise dejar testimonio y fotos donde quedaran esculpidas nuestras sonrisas, pintados nuestros rostros, iluminadas nuestras miradas, unidas nuestras manos... Visitas a Comares, encuentros en el Ateneo, en El Garitón, en el Hogar del Jubilado de Carranque (donde venían a arreglar sus pies de manos de Inma Vicario), en El Rincón Cubano de la Feria de Málaga...

Recuerdo especialmente la Feria 2014, con la visita de sus nietos, los hijos de su hijo Pablo, la Familia de Ahmed Larinouna... Me pareció una verdadera feria con familia y flores en el pelo. Una semana antes habíamos estado comiendo en El Garitón todos juntos. Había venido también Paco Parra desde Comares con un taxista amigo que como era natural se quedó a comer con nosotros.


Recuerdo que después de la muerte de mi hijo Cheche hubo otra visita de Marcos Ana. Le habían contado mi desgracia y fui a visitarles. Así se puede leer su sentimiento en la dedicatoria de “Decidme cómo es un árbol”, palabras que comparto para dar gracias por tanto cariño recibido. Los tres besos que nos dábamos Paul, Toti y Marcos Ana se convierten desde hoy en recuerdos, en agradecimiento, en ternura para su eterna memoria.

Y es que cuando me pongo a cavilar en los que tengo más allá, tantos y tan importantes para mi vida, suelo irme del mundo por un tiempo indeterminado... Menos mal que vienen a rescatarme los que tengo todavía por aquí y me devuelven al mundo real, aunque ya no sé dónde está la raya que divide uno y otro mundo. Se rozan tanto que han llegado a formar una sola y constante forma alternativa. Sueño y misterio, vida y muerte, sentimientos y realidades distintas que se confunden para sacar de mí sonrisas y lágrimas, melancolía, tristeza... amor, en una palabra.

No sé cómo poner punto y final hoy a este texto que sale desde un lugar al que cada día conozco mejor y ocupa más parte de pecho. Descansa en paz, querido Paul. Mientras que viva estarás con Toti en mi recuerdo. Os quiero.

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