domingo, 17 de septiembre de 2023

HOMENAJE DE MÁLAGA A ANTONIO BELTRÁN LUCENA, por Mariví Verdú

A mi querido Antonio Beltrán Lucena, con quien me une una larga amistad, en el día de su homenaje.

El pasado viernes, 15 de septiembre, tuvo lugar un acto de homenaje a nuestro queridísimo Antonio Beltrán Lucena, una manifestación de clamor popular hacia su persona y su legado en el que intervinieron un buen número de artistas en diferentes facetas del arte: cantaores, poetas, guitarristas... gente maravillosa. Ha sido un acto de justicia nacido por iniciativa de la Peña Rincón del Cante de Las Castañetas, dirigido por Salvador Pendón y Gregorio Valderrama y en el que me habían pedido colaborar con la coordinación de la parte poética del espectáculo. Muchas gracias y enhorabuena a nuestro protagonista, a los organizadores y a cuantos han colaborado de una u otra manera.

Fue un acierto recibir a los asistentes agasajándolos al ritmo de verdiales. La panda El Manantial estuvo tocando en la puerta y en el hall del auditorio Edgar Neville hasta el comienzo del acto que abrió con su intervención en el escenario. Pararon en su despedida delante de Antonio y Beli y tocaron para ellos.


El poder de convocatoria estaba más que asegurado, dada las características del homenajeado y la programación que presentaba el cartel del acto, cosa que se pudo corroborar con un aforo completo. La valoración del encuentro es más que positiva: Antonio disfrutó. Su familia, también. El auditorio estaba a rebosar de amigos, llenos de cariño y admiración hacia lo que es y lo que representa para Málaga la figura de Antonio Beltrán Lucena. Objetivo conseguido.

La intervención de Salvador Pendón glosando al homenajeado hizo referencia a su legado poético y a la importancia de lo popular, esa forma de llegar a todo el mundo con un lenguaje sencillo y familiar, en el idioma del pueblo, algo que caracteriza la obra literaria de Antonio. En la programación hubo dos sustituciones de guitarristas que asumieron Juan Moreno y Chato de Málaga. El resto es de todos conocido por el cartel que os compartí en su momento y siguió el orden establecido: Antonio de Tolox, Antonio Fuentes, Antonio José Fernández con la guitarra de Gabriel Cabrera; Joaquín el Quini acompañado por Lidia Vergara; Miguel el Pibri por José Delamaría, Enrique Castillo por Niño de la Aljaima y Gregorio Valderrama acompañado por el presidente de la entidad organizadora y guitarrista Juan Moreno; luego fue el turno de Paqui Corpas y cerró Virginia Gámez acompañada por Andrés Cansino. Un acierto de la organización el que todos cantaran palos distintos, letras distintas.  Desde aquí he de destacar la intervención de Antonio Fuentes con la guitarra de Pepe Satorre y la de Paqui Corpas con Chato de Málaga porque el público rompió en aplausos en mitad del cante y merece que así se cuente. Quiero nombrar también a Joaquín Cabello “El Quini”, a Miguel Vergara “El Pibri” y a Gregorio Valderrama por haber interpretado y escrito unas letras dedicadas a Antonio que el público y Antonio valoraron y aplaudieron.

Durante el acto se fueron alternando el cante y la poesía: poemas, contarriñas  y chascarrillos de nuestro querido Antonio en las voces de Antonio Alarcón, María Donaire, Manuel Fernández Maldonado, María Gómez Riera, Encarni Jiménez Palma, Paco Moreno Ortega, Mari Paz Redoli y Toñi Romero. Paso a continuación a transcribir cada una de las intervenciones, todas obra de Beltrán Lucena.

COSILLAS DEL TREN DE VÉLEZ 
Fragmento recitado por Antonio Alarcón “Niño de la Morena” que dio inicio al turno de los rapsodas. Una excelente y cercana intervención.

Lo acariciaban las olas
de la Bella a Torre del Mar
y al pasar, las caracolas,
se ponían a cantar.
Y dejando atrás la playa,
cruzando el campo axarqueño
subía hasta Zafarraya
entre huertas y viñedos
salpicaos de casas blancas.

En uno de estos trenes había un conductor que le decían el Avión, porque a lo mejor se paraba en cualquier sitio a tomar un caminante y ¡claro!, luego tenía que recuperar el tiempo perdido; y también más de una vez tenían que llevarle carbón, porque calculaba mal, y se le paraba el tren entre El Palo y Málaga. Decían, según las malas lenguas, que vendía el carbón por el camino.

Cosillas que le pasaban
a aquel célebre Avión,
¡claro, el tren se le paraba
si le faltaba carbón!
Desde allá arriba, en to lo alto,
bonita estampa hasta el mar,
¡cómo aquel tren lo recuerdo
cruzando por la Axarquía!
¡Qué pocas luces tuvieron
con quitarlo! ¡Qué herejía!

Pues en ese tren se subió uno que no estaba mu avisao, vivía tierra aentro, por el río Benamargosa y no se había montao nunca en el tren y se prebelicaba por ver el agua correr, le gustaba quitarle los tapones a las albercas que veía con agua, que cada casita tenía una para regar los huertos, pequeños vergeles, pos tenían que andar alerta con Manolillo Pinto, que además de su afición por ver el agua de correr, era mu bruto. La primera vez que fue a Málaga a tallarse pa irse a la mili, se subió en el tren en la estación del Trapiche y dos que iban ya montaos se dijeron: «ahora veremos».

Na más el tren arrancar, los dos con las cuatro manos, fingiendo como queno podían tirar de la maneta que ponía «en caso de emergencia tirar de aquí». Al verlos, Manolillo les dijo: «Quitarzos». Los apartó con no mu güenas maneras, pegó un tironazo de la maneta, y el tren que se para. Al momento los dos civiles y el revisor: ¿quién ha sido? –Yo solo, y con la zocata na más. Y siguió diciendo:

Porque er tío tiene juerza,
no solo pa pará un tren,
que lleva cuatro vagones
si llevara veintitrés
también me sobran cojones.

El tren que se vuelve a poner en marcha, y al llegar entre Almayate y Torre del Mar parecía que iba derechito al agua y el Pinto que empieza a pegar saltos, loco de contento, de lo otro ya estaba, mientras decía: «¡Ojú, la que viá liá como me encuentre el tapón».

En mi vía he visto yo
un charco con tanta agua
¡como me encuentre el tapón,
voy ajogá media España!
Con este cante evocar
recordando aquel Juan Breva
y volverlo a ver pasar
al tren de Vélez quisiera,
bajar de la sierra al mar,
desde la Torre a la Bella.

En segundo lugar intervino María Donaire, de Alhaurín de la Torre, que nos recitó con su brío natural y flamencura CORONADO EN LA HABANA:

Málaga, reina y señora
del buen vino y mejor cante,
tan noble y trabajadora,
con la verdad por delante.
De sus pueblos tan bonitos,
elogio en este cantar
a uno blanco y chiquitito
que entre viñedos está.
Fue cuna del gran poeta
que llevó siempre en su cante
a su tierra malagueña
y a su querido Benaque.
Con su pluma singular
por todo el mundo llevó
al más alto pedestal
el nombre de lo español.
Pues loaba con sus versos
al popular cenachero,
al hombre de tierra adentro
y al sufrido marinero.
En mil novecientos nueve
fue coronado en La Habana
malagueño universal
y Poeta de la Raza.
Fue su pluma incomparable
alborada mañanera,
una fuente inagotable
de Málaga, Salvador Rueda.

Salió en tercer lugar Manuel Fernández Maldonado, con su habla tan malagueña y su gracia natural nos dijo una parte del pregón sanjuanero de verdiales que el poeta homenajeado dijo en Santo Pítar, estando presente Manuel, que por cierto es su compadre, aquella noche de San Juan.
AL FUEGO CON TO LO MALO (fragmento):

Como me gusta soñá
y como sueño despierto
po lo empecé a encarrilá.
Y como el cante lo llevo
metío en el corazón,k
con coplas y versos quiero
que sea cante este pregón,
es el deber de un coplero
que no salga mu peor
y así me libro del fuego..
No puede estar Santo Pita mejón situao:
ahí pallá toa la Axarquía,
a la partallá Comares;
a este Montes y Almogía;
allí abajito, la Bella;
a to alreó, Verdiales;
mú cerquita, las estrellas.
¡Santo Pita, cuánto vales!

A lo largo de los tiempos, esta noche, la noche de San Juan, se ha significao por las verbenas y dentro de ellas, la candela, la ruea, los saltos sobre el fuego y el meceó, columpio o bamba (de las tres maneras se le dice, aunque a mí me gusta más el meceó).

Sigamos con el pregón
cantando algunas bamberas,
se cantan en el meceó,
por mozuelos y mozuelas.
Sigue Carmela subía
que te voy a seguir cantando
y en mi cante te diré
en lo que yo estoy pensando.
Mientras yo me estoy meciendo
tú me cantas por bamberas.
Me gusta a mí columpiarme
mientras tú me estás cantando.

Amigos, tos en unión,
jagamos una gran hoguera,
que viá quemá mi pregón
para avivar la candela;
y con él quisiera yo
que los males de la tierra,
al salir mañana el sol
solo ceniza ya fueran.
Que a partir de mañana
las balas sean de pringá,
los cañones de pan moreno
y el aceite pa engrasá
que sea de oliva, del güeno,
puro, sin adulterar...
y con to lo malo al fuego.
Acabo con el pregón,
que está la noche mu güena,
¡fiesta, vino, ruea, jamón!
¡más vino, más fiesta, brevas,
hasta que nos salga el sol!
¡Que está la noche mu güena!
¡Y al fuego con el pregón!


En cuarto lugar y con la delicadeza que la identifica,  la poeta María Gómez recitó magníficamente un poema del libro, Cantando salen mis versos cuando sufro y cuando sueño, ilustrado por el querido amigo Manuel Garvayo y titulado ERES MÁLAGA UN ENSUEÑO

¡Ay mi Málaga, ay mi Málaga!
¡Cuánto te quiero, mi Málaga!
Te quiero por tantas cosas,
por noble y hospitalaria,
por tus mujeres hermosas,
siempre, siempre ¡Viva Málaga!

Verte desde Gibralfaro
me embeleso al contemplar
Puerta Oscura, La Alcazaba,
¡y ese Parque junto al Mar!
¡y ese Paseo de España
hecho por Dios al soñar!

¡Ole, por eso le canto
a ese rincón perchelero
del paraíso un pedazo,
 
por sus flores y su color
los Jardines de Picasso
en nombre del gran pintor.

Eres, Málaga, un ensueño
porque todo en tí es divino,
boquerones victorianos,
y de tus montes ¡el vino!
a tí Dios extendió su mano
y te abrió to los caminos.

Con letras de oro estás
en el libro de la historia
¡Ole, te quiero cantar!
mi Virgen de la Victoria
la Patrona celestial
que con Málaga es la gloria.

Por tu clima, por tu luz
y del arte embajadora,
por tu cielo tan azul,
¡tan guapa y tan cantaora!
y por todo, siempre tú
¡Málaga Reina y Señora!

En quinto lugar salió a recitar mi querida Encarni Jiménez Palma, hija de nuestro añorado Antonio de Canillas, diciéndonos con especial gracia y desparpajo un texto titulado EL QUE LA JACE, LA PAGA

Cuarenta años casao
mu güena la convivencia,
algún que otro altercao
pero sin más consecuencia.
Ella, Rosario López Carmona,
hacendosa, mu apañá,
bien conservá, sesentona,
bondadosa, recatá
pero algo inocentona,
falta de toda maldá.
Él, Romualdo García Pinsón,
que se le nota la doma,
borricote, fanfarrón
que por cualquier atajo toma
sin pensá si hay otro mejón.
Y el otro día la Rosario
que de la iglesia llegó
de eso venía, de rezarlo,
jenchiíta de doló.
Al verla tan compungía
Romualdo le preguntó:
Rosario, sentrañas mías,
¿qué te pasa, corazón?
Yo no te doy mala vía,
otra será la razón,
vienes mú descoloría,
cuéntame te escucho yo:
¿Qué te pasa vida mía?
Rosario al verlo tan preocupao
colmándola de atenciones
en las que él no era mu prodigao
pos le explicó las razones
de su atribulao estao.

Romua, ¡qué pena más grande, ayer se murió Don Jacobo!
Romualdo: Güeno, ¿y qué? ¿Quién era ese?
Rosario: ¿No te acuerdas? El cura que nos echó las bendiciones, el que nos casó hace ya cuarenta años.
Sin pensarlo, le contestó el Romua: «El que la jace, la paga».

Para terminar su intervención nos recordó a su padre en la lectura de un acróstico que Antonio le regalara a su tocayo y que el de Canillas usó como tarjeta de visita hasta el fin de sus días:

A continuación subió al escenario nuestro querido Paco Moreno, poeta y pintor a partes iguales, un sabio que a sus noventa y dos años tiene más energía que tres de treinta. Sus propias palabras, antes del poema de Antonio, fueron aplaudidas ampliamente por todo el publico asistente, hablando sobre el estado de gracia que embarga a los mayores que, como Antonio o él, artistas ambos y personas admirables, están cerca del siglo. Luego dio paso a la lectura de los versos de su amigo de tantos años y nos dijo:

SI TENGO NO QUIERO MÁS

No cuentes a nadie tus penas
que se aflige quien te quiere,
quien no te quiere, se alegra.
Tú cuenta la feria bien
se alegrará quien te quiere
y quien no, peor paé.
Si tengo no quiero más,
corazón pa bien sentir,
cabeza pa bien pensar,
cariño pa compartir,
un amor pa disfrutar,
lucidez pa discernir,
paciencia para esperar,
contención para no herir,
tiempo, para al tiempo dar,
ilusión para seguir,
utopía para soñar,
sonrisa pa repartir,
güena voz para cantar
y poder hacer feliz
al que cerca de mí está.
¡Tampoco es mucho pedir!
Porque como tenemos...
Ocena y media de gallinas,
un gallo majestuoso,
un minino y tres mininas
y agua mu güena en el pozo
po no estamos en la ruina.
Y el botijo suando
a la sombra del parral,
las moscateles colgando.
Mi serrana en el portal,
mi guitarra y yo cantando.
¿pa qué queremos más na?

Llegó el turno de Mari Paz Redoli, profesional donde las haya, que nos recitó con la soltura y gracia que ella tiene LOS PREGONEROS

Mi amigo Domingo Mérida Casermeiro, un malagueño de esos de con “M” grande, siendo director y presentador del programa de radio, Málaga, paso a paso me dijo: «Se va a celebrar un homenaje a los pregoneros malagueños, escríbeles algo». Esto que sigue me salió:

Amigos, por todos quiero
con mis versos evocar
a unos cuantos pregoneros
de la Málaga inmortal.
Como estamos en agosto
ya va mi cantar primero
pa el de gordos y reo...ndos
que, así pregona el chumbero;
y aunque sean de lo Milla,
del Barranco o de Jotrón,
el dirá: ¡los de Almogía
qué dulces y güenos son!
Y al latero, echao palante,
¿recuerda señora mía,
con la caja y el anafre
los pregones que decía?
Traiga una lata vacía
de la leche condensá,
por dos rales enseguía
una asita le viá echá.
Tendrá un jarrillo de lata
que le servirá pá to
pa el café, el vinillo, el agua
¡qué apañaíllos que son!
Recordarlo es oportuno,
era ameno su pregón
casi siempre tres en uno,
sombrillero, colchonero y lañaó
pa buscarse las jamancias
el hombre jacía de to.
Se reparan las sombrillas
se recor...tan y atiran...tan
las corchonetas de muelles;
parecía tener por la voz de su garganta
en vez de pulmones un fuelle.
Señoras el lañaóóó...
se reparan los lebrillos
orzas, cántaros, macetas
cuatro lañas, un durillo
y dos lañas, tres pesetas.
Venga señora pa ca
no sea remoloncilla
que tres lañas le viá echá…
al lebrillo, Mariquilla,
no me seas mal pensá.
¡Y el que vendía en el otoño
pregonaba lo que había
¡bellotas, piñas, madroños
y las batatas cocías!
Y el de voz dulce y sonora
que también en estas calendas
iba pregonando moras.
¡El mejor...EL NIÑO LAS MORAS!
Juan Ternero Mingorance,
flamenco, jovial, chicuelo
rompía el aire su voz
maú...ras las moras llevo.
Su voz potente y sonora,
en sus labios el corazón,
Málaga su silueta añora
y recuerda su pregón,
pregón del NIÑO LAS MORAS.
Y recordaré también
a uno alto y enlutao,
pregonaba a voz en grito
cualquier cosa, lo que fuera
se llamó, El Arrojaíto.
Se vende un cuadro
de uno de los mejores
gloria y orgullo de los pintores malagueños.
Y se vende una sartén
con un agujero en medio
para que usted pueda ver
si la candela está ardiendo.
Aquí mi decir postrero
tengo ya que terminar
¡fueron tantos pregoneros!
que esto sería el no acabá.
Así que con todos quiero
por Manolo Ocón brindar
que, sin serlo, es pregonero
de Málaga como el que más.

Para acabar la parte que dedicamos a la obra de Antonio Beltrán Lucena, llegó Toñi Romero y representado en ella al mundo de los verdiales, con el sombrero de su padre, el inolvidable Rafael Romero, al hombro, y el traje típico de la Fiesta para dedicar unos
CAMPANILLEROS A LA NIÑA DE LA PUEBLA

Con cariño y respeto has llevao
nuestra Andalucía
por tos los senderos
y en los pueblos a su gente has cantao
con el alma entera
los campanilleros.
Con el corazón,
cuando salen sus sones al aire
la gente al oírla
llora de emoción.

De La Puebla donde un día naciera
su nombre en el arte
para sí escogió
y poniendo todos sus sentíos
a los cantes nuestros
los engrandeció.
Y nadie jamás
con su duende, su arte y pureza
los Campanilleros
los podrá cantar.

Compañera, como esposa y madre,
mujer ejemplar
y cantando su voz limpia y pura
clara y cristalina
como un manantial.
Yo quiero cantar
con mis versos a la Niña La Puebla,
que el cielo la colme
de felicidad.

Acabó su intervención con estas letras por bulerías que Antonio dedicó a los suyos:
A MIS DOS BELIS

Bien sabes sentrañas mías
que antes podrías tu ver
luna llena al mediodía
que yo dejarte querer.

Pué que sea pasión de padre
pero mi niña Isabel María
tiene más arte que nadie
bailando por bulerías.

Compañera, yo te quiero
que eres de mi condición
porque quieres a mi madre
igual que a la tuya yo.

Cuatro ramitas mis niños
por ellos canto y escribo,
me animan con ilusión
y con su cariño vivo.

No he hablado de la parte institucional porque fue, como casi siempre, un rollazo. Estoy harta de visitas obligadas, móvil en mano, de bulla y a huir porque estos políticos quieren estar en todos lados, como Dios, y es solo para salir en la foto... Estuvieron pero para dar cuenta de ello ya están otros medios de información.  A mi manera de ver, estaban de más, postizos. Me quedo con la visita de los amigos de Montalbán (Córdoba), que sé cuanta ilusión le hizo a Antonio. Posiblemente también le hagan ilusión las placas otorgadas por el ayuntamiento, la diputación y las federaciones pero a mí no me da la gana de nombrar a estos inmortales. No los necesito para nada que es mucho menos de lo que me necesitan ellos a mí. Y no olvidemos que esos regalos que ellos traen como suyos están comprados con dinero público que es muy fácil de gastar. O sea, que se lo hemos regalado todos los malagueños.

Me hubiese gustado, como solía hacer antes, confeccionar una crítica inmediata, pero la salud está cada día más pachucha y ayer tuve que volver a urgencias. Me queda una semanita, con suerte, de cama y tratamiento, y ya no me repongo como antes que tenía la fuerza de una mula. Ahora todo tarda en volver a su sitio y  retorno disminuida de fuerzas, que no de memoria y de objetividad. Quiero deciros que no tengo COVID, me hice el test antes para tranquilidad de los asistentes y las decenas de besos que intercambiamos. He pasado una semana sin saber si podría asistir a un acto que me había tomado como mío desde el minuto uno en el que Salvador me pidió colaboración y en el que había pedido a Antonio Alarcón, María Donaire, Manuel Fernández Maldonado, María Gómez Riera, Encarni Jiménez Palma, Paco Moreno Ortega, Mari Paz Redoli y Toñi Romero su intervención, aceptada por ser quien era el homenajeado y fruto de la amistad y de la confianza que me une con cada unos de ellos. 

Doy gracias por haber podido asistir, atenderlos y oír a todos dar lo mejor de sí mismos. Y por haber podido entregarle a Antonio mi trabajo, fruto de estos dos meses últimos: el retrato a óleo que hice para recordar aquella visita que  hizo a El Garitón el día de la Fiesta del Fin del Mundo, donde di de comer a casi cien personas y tuve la visita de Pepe de Cañete, Ramoliche, Paco de Ronda, Pilar Illa, Manolo Jiménez Bravo, Leo Vilar, Paco Moreno y un sin fin de artistas de los que disfruté y entre los que cuento a nuestro querido Antonio Beltrán, al que fotografié. Aun vivían mis padres y mi hijo Cheche y mi vida no se había roto por la mitad.
Aquella fiesta tenía un lema en su invitación, una razón de ser:

El mundo s'íba a acabar
y como no s’ha acabao
vamo a jartarno pringá.

Y preparé un pedazo de comida, hoy impensable. Piqué sola y a mano todas las las habichuelas de la berza, una berza de habichuelas verdes con garbanzos lechosos que llevaba tantos avíos que nos duró almuerzo y cena porque a la noche nos comimos unos pocos de kilos de pan de Alhaurín en rebanadas con pringá. La fiesta duró hasta la madrugada. Quería que fuese esa la foto del retrato y eso he hecho. También le escribí hace un par de semanas un poema  que he titulado DE ALBAHACA Y YERBABUENA.

 

Aquí lleváis todas las cosas junto a mi corazón.







Querido Antonio Beltrán,
mi amigo Beltrán Lucena,
campanillero ejemplar
a quien su Málaga entera
hoy hemos venido a honrar
por persona grata y buena.
No sé por dónde empezar
a decir cuanto quisiera,
solo sé que va en mi voz
una confesión sincera:
todo el que recoge amor
es porque amor fue su siembra.
Muchos años de amistad
avalan este poema,
todos ellos perfumados
de albahaca o yerbabuena.
Desde el viejo Palomar
hasta hoy van muchas fechas,
siempre cantando y contado
entre alegrías y penas:
los amigos que se van, 
los nietos que al mundo llegan
para llenar de ilusiones
el tiempo que aquí nos resta.
Porque al fin es la familia
el cobijo que nos queda,
la bendición de la vida
para el que su vida entrega
y en la casa de Er Ziguero
con Beli, tu compañera,
la vida preparó un nido
para vuestra descendencia,
todos honrándote están,
todos juntos y a tu vera
que hoy, ayer, mañana y siempre
te quieren y lo demuestran.

Sé lo importante que es
para ti lo familiar
pero sé cuanto valoras
la relación de amistad:
simpatía, confianza,
estar siempre para dar
lo mejor que hay en nosotros
por simple y pura bondad...
Hoy te traigo aquí recuerdos
de varios que ya no están
pero que hubieran querido 
desde los cielos bajar:
Francisco Padilla Robles,
¡Qué amigo más especial
el que los dos compartimos
y lloramos por igual!
Él te haría la redondilla
más digna de la amistad.

¿Y quién te haría una milonga
con aquel trino especial
con aires de la Axarquía,
con duende y con majestad?
Nuestro Antonio de Canillas,
nobleza y arte sin par,
aquí estaría orgulloso,
lleno de felicidad.

Y nos falta una sonanta...
¿No hay nadie para tocar?
Ay nuestro Enrique Naranjo,
por detrás de la humildad
cuánto saber escondía,
cuánta generosidad.
De haber estado en el mundo
no habrían podido faltar
por eso aquí te los traigo
esta tarde, frente al mar.

Hay tanto bien que nos falta
y tanto por disfrutar
que hoy no quiero que haya penas,
sentimientos nada más.
Porque los años que quedan
ya son para disfrutar,
para gozar de la vida
y el aliento que nos da.
Para dar con la palabra
que necesita rimar,
amor, familia, futuro,
pasado, presente, hogar,
recuerdos, tardes, belleza,
vejez y serenidad... 
Aquella que nos traduzca
el alma entera al hablar,
la que nos ponga en la mano
el honor de la amistad
con el corazón abierto
que es como tiene que estar.

Hoy que Málaga te honra
en este día especial
te deseo, querido Antonio,
todo lo que es natural
que se deseen los amigos:
salud, vida, bienestar,
que no te falte ni gloria,
que siempre tengas demás,
que la vida te sonría
y nunca te deje atrás.
Que en la sombra de tu huerto
haya siempre algún rodal
de albahaca o yerbabuena
porque no pueden faltar.
Siempre p’alante, mi amigo,
viva la vieja amistad,
lo que seremos y fuimos
hermano Antonio Beltrán.

Cariñosamente, Mariví Verdú

*Las fotos son de mis amigas Esperanza Arce, Ellen Dijkgraaff, Paqui Olmedo Estebanez y el video es de Toñi Maldonado Martín. Muchísimas gracias a las cuatro.

Éstas dos últimas son unas preciosas imagenes encontradas en mis archivos. Os quiero, Antonio y Beli.
Te quiero, Paco Moreno












martes, 5 de septiembre de 2023

EL COMPÁS DEL TIEMPO, por Mariví Verdú

Llegó septiembre como llegan las cosas de la vida, como engorda el membrillo, como se endurece y se abre la capota de la almendra, como en aquel eterno retorno que dejó seca la cabeza de tanto sabio mientras la contestación estaba y sigue estando delante de nuestros ojos, sencilla y fácil como la caída de las hojas al llegar el otoño. Cíclica y naturalmente, la vida da respuesta tangible y etérea como la caricia del viento en el rostro. Con igual naturalidad llegan la vida y la muerte. Tan normal como se abren las rosas. O se marchitan.

Hacía mucho que no me sentaba a escribir. Las últimas fechas han sido un no parar, un continuo ir y venir del mar al corazón, del corazón a la cocina, del caballete a la máquina de coser, de una emoción a otra, creando recuerdos para la época de escasez donde todo será traducido, deglutido, transformado.... Hacía mucho que no me ponía a hilvanar palabras como me gusta hacer en las tardes de invierno. Pero han llegado las primeras lluvias y el corazón se inunda de palabras, de sensaciones limpias: de agradecimiento. La voz de mi conciencia, esa que ha decidido estar en paz, en paz conmigo y con la vida, esa que ha dejado por fin de atosigarme como si tuviera detrás un capataz con látigo, exigiéndome siempre, de noche y de día, sin tregua, sin límite, sin compasión, ha tenido piedad y ha dejado de serme cruel. Y se me nota bastante la suelta de lastre.

He decidido ser paciente, darle tiempo a mi vida para que se reinicie y ponga en orden los archivos. La paciencia se aprende obligatoriamente cuando se es pobre y luego se queda a vivir contigo y se tiene como una virtud conquistada. El estoicismo, que llega a ser una forma de vivir y de entender el mundo, se ha encargado de poner a mis espaldas una concha digna de un galápago. Soporta ya el peso que le quieran echar. Y ha sido gracias a aceptarlo todo tal y como es, tal y como va viniendo que siempre es difícil cuando una está empeñada en sobrevivir, cuando se carece de cosas, cuando se prescinde de todo lo superfluo, cuando se ha domado el ego a fuerza de renunciar a las goyerías. Ya veo el resultado, un epílogo a la vida que he vivido y de la que no me arrepiento porque volvería a vivirla idénticamente de volver a tener la oportunidad. Pocas cosas evitaría, poquísimas.

Es por eso que hoy me siento a escribir para celebrar el paso del tiempo, ese que te va dando la capacidad necesaria para sobrevivirlo. Ahora, en el último tercio de su compás, habiendo cantado ya la niñez, la juventud y la madurez, vivo mi vejez en plena armonía, allegro moderato... Adagio: todo está en cogerle el compás.

Solo está en mi mano mi propia felicidad. No se puede aspirar a la de los demás si no somos felices nosotros mismos. Qué más quisiera yo que regalar felicidad como quien comparte unas sopas perotas: cucharón y paso atrás. Qué haya para todos.

Y para poner un punto y final no podía pasar por alto la lluvia caída. La lluvia, ese escaso fenómeno que tanto bien nos aporta, no cae nunca a gusto de todos. Cuando lo hace tan intensamente como estos días atrás, no estamos preparados para ello. En estas últimas inundaciones tenemos que lamentar la pérdida de seis personas: tres muertos y tres desaparecidos, así como muchísimos daños materiales. Y el corazón se resiente aunque también me obliga a dar gracias por haber tenido consideración con nosotros.


Sí, amigos, demos gracias por todo lo que somos capaces de superar. Salud, amigos, os deseo que seáis felices y que la serenidad y la paz os inunde el corazón. Con la tierra húmeda y los árboles verdes, ser felices es una obligación.

Desde El Garitón limpio como una patena, Mariví Verdú

VAGÓN 12 DEL AVE. Crónica de un viaje exprés, por Mariví Verdú

Entrar en la Estación María Zambrano con una maleta y un billete de tren en la mano es salir al encuentro de la vida. Llevo lo imprescindibl...