lunes, 25 de noviembre de 2024

A MANUEL BENÍTEZ CARRASCO EN EL XXV ANIVERSARIO DE SU MUERTE, por Mariví Verdú

Hoy se cumplen veinticinco años de la muerte del poeta granadino Manuel Benítez Carrasco. Siento la necesidad, la satisfacción y el deber de dedicarle unas horas de mi tiempo para recordarlo, para hablar de él y llevar su nombre por estas redes como el que transporta una esencia, un tesoro, una joya de incalculable valor.

No he dejado de recordarlo porque no se me olvida. Su amistad me ocurrió como ocurren los milagros y su vida y la mía están ligadas a pesar de la muerte. Vive en mi memoria toda su obra poética y está ahí desde niña. Crecí oyendo sus versos, escuchando su voz, rapsoda único y magistral, y fue mi padrino, el que me lanzó al público bajo su mano protectora. Ocurrió en Calle Alemania, en el local que regentaban una pareja muy querida por mí; Ángel Montes, gaucho y trovador, y su esposa Lida, ante la presencia de grandes amigos y de mis tíos Gabriel González y Virtudes Guzmán que me avisaron de que estaba recitando Manolo. Tal y como estaba en la cocina, me quité el delantal y cogí un taxi para llegar lo más pronto posible. Estaba allí, delante de mis ojos, entrando por mis oídos, adentrándose en mi corazón. No dejó de mirarme desde que entré. Se ve que estaba comparándome con alguna foto mía que su amigo y compadre Joaquín González Medina le habría enseñado. O que se me notaba demasiado la adoración que por él sentía...

Nunca he sido imparcial al hablar de Manolo, el sentimiento no me deja ver con objetividad su obra poética: no se puede hablar con la razón y el corazón tirando al mismo tiempo. La cuestión es que me la sé de memoria, llevo escribiendo toda mi vida y me sé los poemas de Manolo pero no los míos.


Recuerdo lo que escribí al conocer su muerte: Ha muerto Manuel Benítez Carrasco, mi maestro. Él, que era todo un ser humano y una de las voces más singulares del alma poética, ya no está entre los que respiramos. Agotó su aliento luchando con una enfermedad que se rompe el corazón a si misma y a todos. Se ha fugado al silencio y en él está, de pié, con su exquisita figura, con su bastón, con su sonrisa mitad dulzura, mitad ironía y la tímida calidez de su mirada. Se apagó su voz de clavo y arrayán.
Manolo ha dejado un legado de versos navegables y redondos, sus magníficos poemas de  Mi barca, suya y nuestra, con la que iba y siempre volvía de México a Málaga, de Buenos Aires a Granada, de corazón en corazón. Dejó también el eco de su palabra niña, tierna y pasional, en el aire del Teatro Cervantes, en las aristas de cristal de Cofarán, en el barroco oxígeno de El Gaucho Argentino, en los últimos cañizos del Merendero Miguel, en la brea azulada de Huelin, en el marismo de Playamar, en las voces elevadas al siempre de Lola Flores, Manolo Caracol, Enrique Montoya, Gabriela Ortega..., en las de Rocío Jurado, Diego Gómez... y tantos otros ecos suaves y terrenales en los que leemos sus perfectas soleares, sus poemas de jazmín y clavel, todo perfume de oídos. Sus libros son árboles floridos, resueltos en trinos y amarguras. La luz de la pasión llevan por dentro. Esencia de agua y de muertes pequeñas son. Ahora, que la suya es una muerte grande y de verdad y sabiendo que Manolo ya estará donde siempre estuvo, en los libros, en el silencio, en el corazón de los amigos y en muchos sitios a la vez, yo quedo en Málaga echándole de menos, sin llegar a entender porqué se mueren mis dioses.

En Granada vio la luz
Manolo, por vez primera.
Por la señal de la Cruz,
con luz vino y con luz queda
el gran poeta andaluz.

He escrito muchas cosas sobre él y hablado en muchas ocasiones, en el Ateneo de Málaga, junto a Diego Gómez, uno de los locutores que más difundió la poesía de Manolo; en la tertulia que lleva su nombre dirigida por Fernando López, en Granada y junto a mis queridos amigos el pintor David González “Zaafra” y la bailaora María Guardia “Mariquilla”, Rafael Delgado Calvo, catedrático y biógrafo de Manuel Benitez Carrasco, el guitarrista José Manuel Cano y Fernando López en la presentación de las carpetas que realizó Zaafra con retratos de dos grandes granadinos y amigos, Manuel Cano y Manuel Benitez Carrasco y en mucho aniversarios que he organizado junto a la asociación de rapsodas que dirigía Juan Real en la Cueva del Tesoro y distintas asociaciones y peñas malagueñas. Le he rendido homenaje en cada rincón por el que he dejado palabras mías: una sección fija en la revista Calle del Agua y un especial titulado: Granada y Manolo, en la Revista Acordes de Flamenco, al que pertenece el siguiente texto:

“Recuerdo una Granada especialmente triste ese día de Noviembre. Entrar por sus puertas siempre es sobrecogedor porque esta ciudad está aduendada y es bella hasta el delirio. Sus patios cerrados, sus encalados cármenes llamando al silencio; sus cipreses, señalando las cumbres, cielo y nieve, y el eterno sonido del agua de sus fuentes…Todo desprende una poesía tan grata como triste, tan monótona como dulce, tan sutil que trasmina y se adentra finamente en el alma infundiéndonos su melancolía.
Corría una fría ventisca en la calle. Para ver al maestro Manuel Benítez Carrasco, habíamos llegado algunos amigos desde Málaga. Estaba muy enfermo. Llegué con su íntimo amigo Gabriel, mi tío, y nos movíamos por los pasillos del Hospital de la Inmaculada con los ojos como rastro, buscando al poeta. Yo me resistía a verlo doblegado, impotente, a él, tan altivo y hermoso, al poeta que poseía la arrogancia justa y el porte más cuidado.

Pasaba de largo cuando oí su voz. Podría decir de ella tantas cosas…Es una pena que sobre el papel no puedan dejarse los estímulos y las cadencias de aquella agradable entonación cuando, más que recitar, cantaba o reía, lloraba o penaba, rezaba o sufría, así era Manolo.”

No quiero dejar que el día, que amaneció nublado, lo convierta en algo triste, todo lo contrario: Manolo era un hombre vitalista, divertido, amigable, ocurrente, guapo, atrayente, especial. Fui yo la que ordené su habitación después de irse, quien tuvo la difícil tarea de lo mundano, de recoger sus cosas, su intimidad en la vieja casa frente  la playa, en el paseo de Playamar. Su amigo y el mío Joaquín González Medina me dijo que si conocía a alguien de confianza para esta tarea, a lo que le contesté: ¿Te valgo yo? No me lo pidió directamente pero sabía que a nadie ajeno le íbamos a permitir ese último momento. Me llevé la comida al apartamento y los dos echamos el día. Estas cosas no le interesan a nadie, pero las cuento para que se sepan porque lo más seguro es que mi nombre no salga en ninguna biografía. Ni que nadie escriba la de Joaquín, por lo que os comparto el romance que escribí en 1997 y que titulé Corazón malagueño y va sobre la vida de este emigrante, íntimo amigo de Manolo, que tiró de mi tío Gabriel para la Argentina y los tres fueron amigos hasta la muerte.

Allá en los años cincuenta,
con su ilusión embarcada,
Joaquín González Medina
se fue un día sin mañana.

Y se llevó su sonrisa:
puro jazmín de biznaga.
…Esa sonrisa tan pronta
de marfil, de cal y nácar.

Su nombre es tan familiar,
tan amigo, tan de casa
que pensando en Argentina
Málaga siente añoranza.

…Mi González compartido…
apellido de montaña,
de horizonte y verdial,
de abuelos, de orgullo y raza.

Medina, materno Islam
de soñadas Alcazabas…
Ciudad de un azul total
con jardín de agua salada.

Él encontró en otro mar
un amor fiel, que aguardaba,
que le ha dejado en herencia
tres hijos, nueva esperanza.

Todo lo que fue buscando
su Virgen se lo encontraba
perfumando con romero
el agua de la distancia.

Había un trozo de suelo
que de niña yo pisaba
con dos nombres y una fecha,
ya por el tiempo, olvidada.

Decía: Joaquín y Loli.
Bermeja letra grabada.
Dulces Portales de Gómez.
Alacena de mi alma.

Guardo poemas y fotos
de esa juventud, sin plata,
con los cabellos morenos
y un Gabriel que le cantaba:

Arcángel de malagueñas,
íntimo amigo en jarana,
por el que yo le conozco
en secretas confianzas.

Recuerdo cuando venía
con su familia a mi casa:
número sesenta y dos...
Calle que a Cádiz llegaba.

En la Feria Malagueña
yo nunca siento su falta,
que si no está su persona
en nuestra memoria anda.

Buena faena en los toros
de La Malagueta, aguarda
que hayan venido sus ojos
para poder admirarla.

Igual que el pintor, se fue…
como el poeta y su barca.
nuestro Benitez Carrasco:
el  agua  de  las  palabras.

Buenos Aires, aire puro
te llevaste de estas playas.
Del Palo a Torremolinos
corren brisas de nostalgia.

Joaquín, allá donde esté
y donde quiera que vaya
llevará Málaga dentro
de su sonrisa y su alma.

Hoy, años después de las tres despedidas, ya sin Manolo, sin Gabriel y sin Joaquín, los echo de menos y los tengo presentes. Y, como poeta, sigo pensando en Manolo y teniéndolo como referencia, sintiendo con él la llamada de la poesía, disfrutándola, sufriendo y viviendo por ella, y así seguiré mientras me quede un hálito de vida. Para su memoria vayan mis palabras. Por los tres, mi corazón.

Desde El Garitón, con el cuerpo cortado por el gris del día, a punto de lágrimas, Mariví Verdú

La primera foto está tomada en la Playa de La Misericordia.
La segunda, en su tumba, en el Cementerio de Granada, mi madre y yo.
La tercera, el día que le conocí personalmente en El Gaucho Argentino: 24-4-1998.
La cuarta, en el Mesón de mis hijos "Durán y Verdú" en Calle Ángel, junto a ellos, Peri y Cheche.
La cuarta, en Granada, presentación de los trabajos de David Zaafra.
La quinta, está tomada por mí en la Playa de La Misericordia. Manolo y Joaquin González.
La sexta, el hermano de Manolo, entre David Zaafra y yo.
La septima, en el Merendero Miguel, en la Playa de La Misericordia. Manolo, Joaquin y yo.
La octava y última, el día que le conocí personalmente en El Gaucho Argentino: 24-4-1998.

 



martes, 12 de noviembre de 2024

ANTOLOGÍA POÉTICA DE LA COPLA FLAMENCA, UNA APROXIMACIÓN AL FLAMENCO A TRAVÉS DE SUS LETRAS, por Mariví Verdú

 Desde el 10 de febrero de 2022 comenzó una preciosa historia compartida con siete personas más, entre ellos el ideólogo y coordinador, el profesor Domingo Giménez Cánovas, profesor de la Universidad de Murcia, en quien ha recaído el mayor peso de este libro: Antología Poética de la Copla Flamenca, una aproximación al flamenco a través de sus letras, una antología que pretendía ahondar y poner en valor la letra flamenca y que hoy, dos años y  medio después, la vemos materializada gracias a la Editorial Renacimiento de Sevilla y a disposición de un público diverso: entendidos, aficionados, estudiosos y artistas.

En él hemos colaborado José Cenizo Jiménez, profesor, experto en flamenco y poesía, crítico literario, escritor y letrista; Rafael Domínguez Villa, escritor, poeta y letrista;  Catalina León Benítez, profesora, escritora, estudiosa del flamenco y experta en su didáctica; Francisco Antonio Linares Lucena, profesor, escritor, investigador, poeta, letrista, lexicógrafo, dialectólogo y estudioso del flamenco; José Francisco Ortega Castejón, experto en música y flamenco, editor de la revista “La Madrugá”;  María del Mar Prats Yusta, profesora de baile, poeta y letrista y yo, que ya sabéis de mi trabajo sobre la poesía del flamenco, actividad a la que he dedicado mucho tiempo de mi vida, intentando dar al verbo en el flamenco la consideración que por derecho merece, añadir la cuarta vertiente -primera, diría yo- tan importante, básica y necesaria como el cante, el toque y el baile. Por este motivo fundé hace veintiún años la revista Calle del Agua, sobradamente conocida por la afición malagueña y fuera de nuestros límites.

El método de trabajo que hemos seguido ha sido totalmente personal, de hecho no nos conocemos personalmente la mayoría, y ha estado ordenado y dirigido por Domingo, a quien tuve el gusto de recibir en mi casa en septiembre de 2001. Vino a El Garitón junto a su esposa Mari Trini. Aprovecho para desearles desde esta tribuna todo lo mejor a la nueva criatura que está al nacer,  ya que pronto serán abuelos. Con Domingo, a raíz de aquella visita, surgió la amistad, porque ésta nace siempre del conocimiento y respeto mutuo. Sigo desde entonces su abnegado trabajo  dirigido a la investigación, recopilación y puesta en valor de la letra flamenca. La prueba la tenemos en este libro. Y le agradezco que pensara en mí, invitándome a participar. De mi aportación solo puedo decir que está basada en una experiencia personal, familiar diría yo, y una dedicación desde hace muchísimos años a la creación literaria, a la poesía, y concretamente a la poesía del flamenco. Colaboré con la revista Acordes precisamente con una sección así titulada: La Poesía del Flamenco.

Y siguiendo con el método de trabajo, os cuento un poco del proceso: cada uno de los participantes escogimos, según nuestro parecer, 150 letras entre las mejores, las mismas que enviábamos a nuestro coordinador en un correo común al que todos teníamos acceso. Las letras fueron escogidas individual y libremente, bajo nuestro criterio, bajo nuestra propia visión, conocimiento y gusto, añadiendo cada uno su particularidad, su personalidad, las letras que creímos ser dignas de estar en esta antología. Como hemos sido personas de distintas procedencias, de distintas enseñanzas y dedicadas a diferentes formas de estudio del flamenco, el resultado ha sido muy heterogéneo y positivo, como todo lo que nace de la libertad y el consenso. El amor común a este arte y el aliento de nuestro coordinador nos ha llevado a a trabajar casi dos años sin decaer. La recopilación ha sido el resultado, por un lado de mayorías, con letras del acervo popular, y por otro de novedades imprescindibles, letras de autores como José Antonio Muñoz Rojas, Manuel Alcántara, Benito Acosta, Carlos Murciano o Benítez Carrasco son un acierto que estén en este libro. Todo un trabajo en equipo, consensuado y bien dirigido el que presentamos al mundo.  Algunos meses de espera y ya está aquí,  gracias al respaldo y la confianza de la Editorial Renacimiento y la suma de conocimientos de tan prestigiosos compañeros más el valioso trabajo de coordinación que han dado como resultado esta Antología Poética de la Letra Flamenco, una aproximación al Flamenco a través de sus letras.


A cuatro días  de cumplirse catorce años de la inclusión del Flamenco por la UNESCO en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconocimiento internacional a la música más rica y fascinante, aprovecho para desearle larga vida al Flamenco, a los amantes de este arte y a cuantos de una forma u otra hacen que siga siendo el arte más representativo del pueblo español. Dar las gracias a la Editorial Renacimiento por hacer material la antología y a los compañeros que la han hecho posible. Me siento muy afortunada. Gracias, Domingo, por confiar en mí.


Mariví Verdú

* Portada del libro  (Próximamente se presentará en la peña "Rincón del Cante de Las Castañetas").

* Foto del pasado día 10 de noviembre en el programa "Compás y después gloria", con Lourdes Gálvez del Postigo, dentro del programa "Días de Andalucia" de Carmen Rodríguez Garzón. Gracias, Lourdes, por tu cariñosa invitación y a Adela Arroyo por tan bonita foto. Y gracias a Primi Sanz, empatía y cordialidad:

Cuánta importancia le damos
a un vasito de agua fresca
cuando lo necesitamos.


LOS CHAPARRO EN LA PEÑA DE LOS VERDIALES, por Mariví Verdú

Ayer, primer día de marzo, invitada por el presidente de la Peña de los Verdiales Juan Manuel Ruiz Sánchez, tuve el honor de compartir mesa...