Poquito a poco os iré contando cosas de este fértil tiempo de retiro de las redes, tiempo dedicado a crear, recapacitar, cuidarme...
Comenzaré hablando del fruto de mi trabajo flamenco enviado al concurso de más solera de la historia bajo el lema "Bendita lluvia" porque he conseguido el Primer Premio de Letras Flamencas “Hijos de Almáchar” y los especiales a la mejor malagueña, la mejor seguiriya y el mejor verdial. Las alegrías de Cádiz de este trabajo las he dedicado a mi querido amigo Gabriel Cabrera, guitarrista que nos dejó a primeros de 2025, y los caracoles que dedico a mi querido amigo Antonio Beltrán Lucena, la única persona que ha descolgado el teléfono para llamarme, preocupado por mi ausencia, cosa que agradezco enormemente.
Os adelanto las dos letras completas como prueba de mi cariño hacia ellos, con todo mi agradecimiento al jurado y a los convocantes y patrocinadores del concurso que cumple ya su XXXIX Edición. Enhorabuena a los otros dos premiados, a Juan José González Aguilar, de Conil de la Frontera, que se alza con el Segundo Premio, y a Rafael Domínguez Villa, de Sevilla, por el Tercero.
A Gabriel Cabrera, guitarrista. In memoriam
De Alcalá de los Gazules/hasta Málaga llegó/ Gabriel Cabrera Piñero:/ guitarra, arte y pasión.
El compás que tenía/ Gabriel Cabrera/ de Cádiz lo traía/ que fue su escuela.
La sonanta, de sus manos,/ alegre siempre sonó/ y son muchos cantores/ a quienes acompañó.
Consigo se ha llevado/ Gabriel Cabrera/ la música, el embrujo, / la primavera.
Málaga siente su falta, / todos le echamos de menos/ y ante su silla vacía/ llora el mundo del flamenco.
La gracia de su cara, /su simpatía/ la recuerdan las olas/ de la bahía.
Y una guitarra suena/ por alta mar, por donde el horizonte: / su eternidad.
Y los Caracoles se los he dedicado a Antonio.
Beltrán Lucena,/ qué bonito apellido,/ Beltrán Lucena,/ y tu nombre de Antonio/ lo bien que suena.
Dice tanto de ti / tu forma de vivir, / que tu vida es un ejemplo/ que to el mundo ha de seguir.
Eres del campo, / lo mismo que los trigos,/ como los pájaros; limón lunero/ que siempre da sus frutos/ desde Er Zirguero.
Botijo y sombra/ y la voz de tu Beli/ cuando te nombra...
Tienes al lado/ a la mujer más buena/ que Dios ha dado.
Caracoles, caracoles...
Lo bien que huele/ tu alrededor.../ La yerbaguena de la solapa/ que en tu chaqueta siempre lució.
Desde El Garitón, convertido en un precioso taller de pintura, cobijo de mis ilusiones artísticas, de mi vida, cariñosmente.
Honor a mis padres, eterno recuerdo.
Mariví Verdú


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