lunes, 2 de enero de 2012

Doliente y de Occidente entra 2012 mandando eneros a tomar por...

Sólo me faltaba esta clase intensiva para completar el aprendizaje, ese que ya me había dado el grado de madurez para decidir el resto de mi vida, al menos el que me corresponde a mí decidir. Me la acaba de dar, sin querer, mi mejor amiga: ayer pura energía, hoy postrada en cama de hospital. Porque todo queda truncado en un momento. Y yo, montada en cólera por cosas nimias, perdiendo mis días como si fueran recuperables... menuda descerebrada estoy hecha. No sabes cuánto te agradezco todo lo que significas para mí, amiga mía. Va por tí, Pilar.

Amanece salpicado el cielo de nubecillas color sepia, allá por la Sierra de Tejeda y Almijara, mientras el azul noche pasa a ser verdeazulado, naranja y oro. La Sierra Nevada no lleva manto de armiño, está arrodalada de grises, lo que quiere decir que no hay mucha nieve comparado con años anteriores. Ni hace frío. He abierto la ventana y el aire parece decir bajito: ¡primavera!

Hoy es ya segundo día del año 2012. Ayer, como en un dulce sueño de verano,  el sol brillaba y  las horas transcurrieron en el silencio típico de los primeros de año, un silencio compuesto de miles de humanos durmientes -unos, con la mona encima; casi todos cansados de todo-, de calles vacías, de resacas de todo tipo y de distintos pelajes. Pocos lo usan para madrugar, para pasear, para hacer propósitos de enmienda siendo sin embargo un día magnífico para vivir.

Después de poner el taco nuevo de almanaque en el viejo soporte de madera de pino, he abierto el calendario de sobremesade publicidad por Enero. Es de una empresa alhaurina de viajes, uno que tiene dos caras, dos eneros, dos de todo, como la propia vida. Y no he escrito ni media palabra más que un par de mensajes en el facebook y este artículo dedicatoria para que se mejore mi Pili. Me lo estoy pensando todo muy en serio. Voy a dejar muchas cosas este año antes de que la vida me deje arriada en la primera esquina que se le antoje.

Ayer no me atreví a coger la agenda nueva todavía. A mí me entra un no sé qué por el cuerpo cada año con los estrenos de agenda. Y es que no puedo evitar el miedo y las ausencias. Mi gente me ha dicho que use el móvil y deje ya de pasar y cruzar números y recuerdos, que use lo digital que es más cómodo. Pero yo tengo un diario en cada una, un diario anual que guardo para cuando llegue el olvido que anda pululando desde hace algunos años por mi cabeza. Anotaciones de momentos en los que, como un telegrama, me cuento a mí misma lo que me ha sucedido. Agendas que tal vez las queme en el transcurdo de este año.

Sigo con la bata celeste -regalo de mi hermana de hace un par de navidades o tres-  viendo cómo el cielo se pone del mismo color. La mano derecha se me duerme y tengo que darme un masajillo para que no me duela. Yo, que acabé el año oyendo fados, comencé 2012 en el más absoluto silencio. Llamé a mi amiga al hospital. Pude hablar con ella, está mejor y me entraron ganas de comer. Me hice un bocata de atún y me saqué una cervecita. Me fui al sol. El silencio se llenó de pájaros. Puse una nueva tapicería al coche, de esas que vienen preparadas (la compré en Portugal este verano, cuando estuve con mi amiga Ana) y se me rompió una uña, la del índice de la derecha. Creo que es una señal. Para acordarme de que no señale a nadie cuando despotrico. Se acabó para mí el hablar de otros, sean políticos o militares, artistas o pelotas. Me voy a dedicar a mis letras y a mi vida, que nadie podrá vivirla por mí.

Y como no sé lo que ha pasado en la televisión pero han vuelto los proscritos, las divas y viudas,  los dimes y diretes y las malditas charlotadas que me dicen que no espere milagros, yo voy a olvidarme de ella. Voy a hacerme la loca y que se quiebren la cabeza aquellos que rigen el destino de los españoles y cobran por ello. Todavía no me he enterado de nada, no hay cambios, nada se ha movido más que el patetismo, que camina como por su casa. Como el eterno día de la marmota. Ay, qué pena de tiempo perdido.

Y de pronto, como si quisiera que cambie de conversación: ya es de día. El día de verdad, el de la luz del sol, el único que interesa. Y un nuevo milagro me atrae al mundo de los vivos, donde mantengo conversaciones con todos ustedes. Ésta ha sido para poner un punto y aparte a mi vida. Un párrafo nuevo del nuevo libro de mi nueva vida. El mejor de todos. El de saber lo que es verdad y mentira porque la reconoce en su propia sangre. El de reconocernos en el otro ser humano que es humano: en tí, Pilarilla.

Con todo mi cariño, desde un Garitón que comienza a ser mío, limpio de polvo y paja, de tornillos que no tienen rosca y de roscas que jamás encontrarán su tornillo; de sacos de cemento endurecidos y herramientas mohosas; de porquería que pusieran otros porque yo descuidé mi hacienda, porque nunca me fijé en lo hermoso que estaba el Garitón vacío, lleno de luz, solamente de luz y violetillas.

Mariví Verdú

Fotos antiguas de nuestra vieja amistad en años diferente, 2004, 2005, 2007 y prestada del blog
http://gmatrimoniosasuncionntrasra.blogspot.com/

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