
En la mañana he disfrutado el sol, ya barriendo jazmines -que parece verano-, hojas de la higuera o de la parra, ya viendo cómo se prodigan las violetas o cómo se entangarillan mis boinas de vasco. Una mañana radiante donde se han disipado algunas penas transformándose en nostalgia, en bellos recuerdos, en añoranza. Estas fiestas tienen eso, nos acostumbraron a que la familia lo era todo pero resulta que no nos enseñaron a vivir sin ella. Y hay que vivir, no queda otra. No puede una suicidarse ante el espejo de esta bahía malagueña. Es, más que un suicidio, un crimen, una injusticia, un desmérito de la belleza.
La tarde la he dedicado a los borrachuelos. Dos manos que parecían una cadena de montaje...¡vamos, vamos, que se quema el aceite! El primer limón del limonero de mi Cristina ha sido para la ralladura, junto con la de la naranja que cogió mi Dani el otro día del naranjillo enano del segundo bancal. La cascarilla de limón que uso para ver la temperatura del aceite, del limonero que sembraron mis hijos Pedro y Cheche en esta casa bendita. La canela, de Xauen; el aceite, de las aceitunas de mis amigos Pepi y Miguel, la receta...de mi madre. Al cante, Nano y la Paquera de Jerez, José Merced y Chano Lobato. Y yo. Yo cantando y estirando masa, haciendo pañuelos, rellenando, friendo, escurriendo, emborrizando y poniendo platos y platos tapaitos con paños escamondaos... Y oliendo a gloria toda la casa. He estado casi cuatro meses sin olfato, no sé por qué, y lo recuperé en el pueblo santo, en la perla del Norte, de donde traje la canela.
Y por si no tenía motivos suficientes para escribir, al ir a colgar este relato, acabo de comprobar con alegría y orgullo que se han superado los cuarenta mil visitas en Con garbo y flamencura. La verdad es que no necesito hoy nada más. Doliente y de occidente pasa de las treinta y tres mil quinientas...muchísimas gracias, amigos. Cuando creé estos blogs, el primero hace ya doce años, fue para guardar mis artículos que por entonces y durante varios años se publicaron en un diario local. El de poesía, Con garbo, lo creé en 2009, hace ya una década, y no sé cuando puse a los dos el contador de visitas, no fue de inmediato porque he ido aprendiendo sola sus posibilidades, funcionamiento, diseño, tipo de letra, la manera de colgar imágenes...

Soy mucho más que afortunada. Gracias, papá, por este Garitón que tanto quiero. Desde aquí os deseo unas felices fiestas navideñas, mucha salud y muchas ganas de vivir.
Perfumada de canela, Mariví Verdú.
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