miércoles, 12 de junio de 2024

A JULIA LÓPEZ RUEDA, IN MEMORIAM. Hasta siempre, por Mariví Verdú

No sé el motivo que me hace subir aquí al altar en un día tan especial ni qué locura me hace hablarte cuando ya no me puedes oír, cuando aún estás de cuerpo presente pero ya no está tu sonrisa para alegrarnos la vida. Te has ido para siempre. Sin embargo, a pesar de que es un día triste, nos queda la satisfacción de que te hemos tenido y de que has vivido la vida a tope: a tope de trabajo, de emociones, de penas y alegrías, de aventuras, de amor y de familiaridad. Conociste una guerra y sus consecuencias, una guerra que te trajo a vivir con los míos a casa de vuestra tía Victoria, que era mi abuela, creando lazos imposibles de borrar. Recuerdo cuando veníais de La Línea Isabelita y tú, viviendo en los Portales de Gómez, siendo yo una niña,. Siempre habéis sido mis primas preferidas. Aunque erais sobrinas de prima hermana de mi madre, hijas de la tita Carmen, el roce y el cariño siempre fue el de primas hermanas. Erais tan guapas de mozuela, tan garbosas, con aquel deje gaditano que conquistaba al hablar y siempre rebosantes de alegría por malos que pintaran los tiempos. Echar colchones al suelo y compartir aquellos gazpachuelos con papas que quitaban el sentido era una bendición que ocurría siempre por Semana Santa y por Feria de agosto y en muchas visitas memorables. Siempre tan alegres, tan risueñas, tan modernas, con aquellos tacones de aguja que tocabais el cielo y aquellos pañuelos a la cabeza a lo Jacqueline Kennedy, rompiendo moldes, abriendo modernidad en unos momentos tan añejos y reprimidos. Fuisteis avanzadas a vuestra época, como lo fueron nuestras madres y mi querida abuela Victoria.

Cuando conociste a Manolo y sonaron campanas de boda, tenías ya tres cuartos de siglo en este mundo, sin embargo estabais tan espléndidos y guapos aquel día... Toda la familia estaba feliz. Y teníamos motivos porque, a pesar de los años y de los pocos que disfrutasteis de casados, debemos a Manolo que te hiciera inmensamente feliz. Fue muy cariñoso, familiar y generoso todo el tiempo que estuvo contigo en este mundo. Te dio todos los caprichos posibles e imposibles, todo lo que sabía que te gustaba. Tú también le hiciste disfrutar de la vida antes de irse, viajasteis por todo el mundo, aunque tú ya conocías Cuba y Thailandia por tu trabajo. Al final te has ido conociendo los cinco continentes y todos los mares navegables. (Gracias por hacer también mi sueño realidad en aquel crucero inolvidable.) Te has ido conociendo el amor, Manolo te quería y te ha proporcionado seguridad en tu vejez, por lo que todos los que te queremos le estamos agradecidos, por lo que compartió contigo y por dejarte morir tranquila viendo a tus sobrinos nietos con un futuro esperanzador.


Me hubiese gustado despedirme de ti pero no he podido hacerlo, aunque puedo ponerle fecha a la última sonrisa que compartiste conmigo el pasado 14 de mayo en la habitación 412 del Hospital Clínico, donde dejamos pendiente una comida  en la Venta del Túnel que ya nunca será, un arroz caldoso que nos comeríamos con nuestra prima Nina, pero ya no estarás con nosotras, con lo bien que lo pasábamos juntas. Lo haremos sin ti, con tu recuerdo presente pero sin tu grata presencia. Brindaremos por tu estancia en esta tierra y la que esperamos para la eternidad en la paz, en el cielo deseado o en el silencio de la vida, ese tan lleno de recuerdos que hoy se me viene encima con su música llena de risas jóvenes, esas risas que nos achinaban los ojos y nos dejaban sin respiración. Contigo la vida fue más bonita.

Sí, Julia, contigo se va la risa y casi toda mi memoria. ¿A quién pregunto ahora sobre los míos? ¿Con quién me reiré por nada como lo hacíamos juntas? A pesar de mi escasa fe, todavía busco a Dios por todos los rincones de mi casa, en los atardeceres del campo y en todas las sombras luminosas de la noche y puedo afirmar que a ti te bendijo y te mandó un ángel, el de la eterna juventud y la sonrisa. Descansa en paz, mi querida Julia, y si existe el cielo que nos tienen prometido, toma un montón de besos y los vas repartiendo a quienes tú sabes y quédate con uno de los más grandes, escoge entre los que llevan escrito: te echo de menos.

Hasta siempre, Julia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CONSTERNACIÓN Y TRISTEZA POR LA MUERTE DE EDUARDO BANDERA, por Mariví Verdú

Ha llovido esta tarde y esta noche. Hoy, día 7 de septiembre, víspera del día de la Victoria, nos han arrebatado a Eduardo Bandera. No quier...