Anoche, como en los mejores tiempos de mi juventud, el flamenco me retuvo hasta altas horas de la madrugada disfrutándolo, emocionándome y dando gracias por ello. Qué patrimonio artístico más grande tiene mi tierra. Sí, amigos, no podía faltar al XXI Festival Flamenco “Niño de las Moras” y allí estuve, hasta las 5 de la mañana, feliz después de una noche entrañable donde celebramos el homenaje que el malagueñísimo Barrio de El Palo ofreció a su hija querida, la cantaora Laura Román.
Nacida y criada en el seno de una familia flamenca, hecha artista en su ciudad natal, hay toda una saga de flamencos detrás de su apellido, desde su padre Pepe, su abuelo Manolo “el Carrero” o su tío Antonio Román, pasando por su hermano José Carlos y otros familiares, y llegamos hasta Curro Román que da nombre al parque donde cada año se celebra tan prestigioso festival flamenco, el del “Niño de las Moras”.
Aunque actualmente reside en Sevilla, Laura nunca falta al festival y siempre lleva en el corazón y en la boca a su barrio de El Palo, como referencia flamenca y de convivencia y se siente agradecida a su vecindario: un público que la adora.
Abrió el festival la joven cantaora cordobesa Inmaculada López, de Benamejí, acompañada a la guitarra por el maestro Fernando Rodríguez, de la Puebla de Cazalla. Interpretaron malagueña y abandolaos, soleá apolá, tangos y bulerias ante un público receptivo y respetuoso.
Nacida y criada en el seno de una familia flamenca, hecha artista en su ciudad natal, hay toda una saga de flamencos detrás de su apellido, desde su padre Pepe, su abuelo Manolo “el Carrero” o su tío Antonio Román, pasando por su hermano José Carlos y otros familiares, y llegamos hasta Curro Román que da nombre al parque donde cada año se celebra tan prestigioso festival flamenco, el del “Niño de las Moras”.
Aunque actualmente reside en Sevilla, Laura nunca falta al festival y siempre lleva en el corazón y en la boca a su barrio de El Palo, como referencia flamenca y de convivencia y se siente agradecida a su vecindario: un público que la adora.
Abrió el festival la joven cantaora cordobesa Inmaculada López, de Benamejí, acompañada a la guitarra por el maestro Fernando Rodríguez, de la Puebla de Cazalla. Interpretaron malagueña y abandolaos, soleá apolá, tangos y bulerias ante un público receptivo y respetuoso.
A continuación subió al escenario la gaditana Esmeralda Rancapino, de Puerto de Santa María, que con solo dieciocho años se metió a todos en el bolsillo. Posee una voz limpia y flamenca que solo puede venir de donde viene: es nieta del maestro Rancapino. Y por demás llegó acompañada del compás y la maestría de la guitarra de Paco León. Nos hicieron unos cantes por alegrías, soleares de Cádiz, tangos y bulerias. El público no los dejaba irse y nos cantó un par de fandangos dedicados a Manolo Caracol.
Yo asistí muy bien acompañada al festival, con entrañables amigos de El Palo como son Juani Soler, Salvador Rodríguez y el nieto del Niño de las Moras, Manolín. Me contó que este festival existía desde mucho antes, desde casi cuarenta años antes, bajo el auspicio de los aficionados del barrio que ponían el dinero de sus propios bolsillos y traían artistas de primer nivel. Siempre es interesante hablar con él, buen conocedor del flamenco. El festival estuvo presentado por Paco Moreno y como cada año bajo la atenta mirada de mi amigo Paco Leal, a quien tantas mejoras debe el barrio.
Entonces llegó el momento del acto institucional en el que se rindió homenaje a nuestra querida Laura Román y a los colaboradores del festival.
En el intermedio que le sucedió, me encontré con mi amiga Ana Morillo y salimos a tomar algo. Estuvimos recordando a dos asiduos asistentes al festival: Paul Mandeville y Toti Vega a quienes echaremos siempre de menos. Vayan nuestros recuerdos al corazón de la noche. Hablando de ellos, de mi estancia en Ronda, de todo lo que nos gusta a las dos, salió en nuestra conversación Emilio Prados, poeta del 27 que dejó en El Palo una imborrable huella. En este momento se une a nuestra conversación el profesor Francisco Chica, experto en la Generación del 27 y especialmente en Prados. El interés del encuentro así como la actuación que acaba de comenzar y merecía todo mi respeto, nos hizo quedarnos en la puerta y oír desde fuera el cante de la malagueña Antonia Contreras acompañada por el barcelonés y maestro de la guitarra Juan Ramón Caro. Interpretaron, con el aplauso y la admiración del público: malagueña del Canario, seguiriyas, bambera y romance rematado por bambera y fandangos. A continuación fue el momento del baile que se abrió con un solo de guitarra del cordobés David de Ana. Maestro, a pesar de su corta edad, que arrancó aplausos de los presentes y críticas de los entendidos. El baile de Ana Pastrana, malagueña nacida en Archidona, con el acompañamiento de este joven talento y de su grupo flamenco fue muy aplaudido. En su cuadro pude reconocer a Antonio Luque “Canito” (perdonen todos los demás, los artistas acompañantes a la percusión, palmas y cajón, durante todas las intervenciones de la noche. Desconozco sus nombres y por ello les pido mis disculpas. Son muy importantes para el lucimiento de los artistas de cabecera y deberían ir especificados en el programa).
Yo asistí muy bien acompañada al festival, con entrañables amigos de El Palo como son Juani Soler, Salvador Rodríguez y el nieto del Niño de las Moras, Manolín. Me contó que este festival existía desde mucho antes, desde casi cuarenta años antes, bajo el auspicio de los aficionados del barrio que ponían el dinero de sus propios bolsillos y traían artistas de primer nivel. Siempre es interesante hablar con él, buen conocedor del flamenco. El festival estuvo presentado por Paco Moreno y como cada año bajo la atenta mirada de mi amigo Paco Leal, a quien tantas mejoras debe el barrio.
Entonces llegó el momento del acto institucional en el que se rindió homenaje a nuestra querida Laura Román y a los colaboradores del festival.
En el intermedio que le sucedió, me encontré con mi amiga Ana Morillo y salimos a tomar algo. Estuvimos recordando a dos asiduos asistentes al festival: Paul Mandeville y Toti Vega a quienes echaremos siempre de menos. Vayan nuestros recuerdos al corazón de la noche. Hablando de ellos, de mi estancia en Ronda, de todo lo que nos gusta a las dos, salió en nuestra conversación Emilio Prados, poeta del 27 que dejó en El Palo una imborrable huella. En este momento se une a nuestra conversación el profesor Francisco Chica, experto en la Generación del 27 y especialmente en Prados. El interés del encuentro así como la actuación que acaba de comenzar y merecía todo mi respeto, nos hizo quedarnos en la puerta y oír desde fuera el cante de la malagueña Antonia Contreras acompañada por el barcelonés y maestro de la guitarra Juan Ramón Caro. Interpretaron, con el aplauso y la admiración del público: malagueña del Canario, seguiriyas, bambera y romance rematado por bambera y fandangos. A continuación fue el momento del baile que se abrió con un solo de guitarra del cordobés David de Ana. Maestro, a pesar de su corta edad, que arrancó aplausos de los presentes y críticas de los entendidos. El baile de Ana Pastrana, malagueña nacida en Archidona, con el acompañamiento de este joven talento y de su grupo flamenco fue muy aplaudido. En su cuadro pude reconocer a Antonio Luque “Canito” (perdonen todos los demás, los artistas acompañantes a la percusión, palmas y cajón, durante todas las intervenciones de la noche. Desconozco sus nombres y por ello les pido mis disculpas. Son muy importantes para el lucimiento de los artistas de cabecera y deberían ir especificados en el programa).
Y llegó la actuación de quien todos esperábamos, la anfitriona y protagonista de la noche: Laura Román. Laura, luciendo una estampa perfecta y una madurez artística que emocionó a los presentes, llegó acompañada del espléndido guitarrista sevillano Salvador Gutiérrez, de Écija. Un toque excelente para una cantaora hecha, entera, más flamenca que nunca. Ambos entregaron lo mejor de ellos mismos. Interpretaron tangos, soleares, alegrías, seguiriyas, malagueñas y fandangos para rematar la noche por bulerias. Fue totalmente emocionante ver a todos los paleños entregados, rendidos, y yo, desde mi pequeña parcela de poeta, con mi emocionado corazón, agradeciéndole que se acordara de mí en unas alegrías que canta y hace suyas, habitual ya en su propio repertorio. Me emocionó porque esa letra lleva escrita veinticinco años, algo menos de lo que dura nuestra amistad. ¡Qué sea por mucho tiempo!
Su larga proyección a nivel nacional e internacional como cantaora, su gracia en el baile y su profesionalidad, hoy más que nunca han sido demostradas. Laura da la talla, es una gran artista andaluza, malagueña y paleña por lo que está más que justificado que el XXI Festival Flamenco “Niño de las Moras” llevara su imagen y su nombre y se le dedicara anoche de todo corazón. Mi más cariñosa enhorabuena.
Su larga proyección a nivel nacional e internacional como cantaora, su gracia en el baile y su profesionalidad, hoy más que nunca han sido demostradas. Laura da la talla, es una gran artista andaluza, malagueña y paleña por lo que está más que justificado que el XXI Festival Flamenco “Niño de las Moras” llevara su imagen y su nombre y se le dedicara anoche de todo corazón. Mi más cariñosa enhorabuena.
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