Gabriel Cabrera se formó en Cádiz tocando para cantores y allí estudió dos años de solfeo. Ya en Málaga, retomo los estudios de solfeo y, aunque de Cádiz traía el compás, Málaga le abrió su abanico musical. Llevaba cincuenta años dedicado profesionalmente al estudio de la guitarra, centrado en la pedagogía de la guitarra. Fue Profesor del Taller de Guitarra de la Federación de Peñas Flamencas y de la Escuela de Flamenco, Dramaturgia y Folklore creada en 2004 y dirigida por Jacinto Esteban, fallecido también este mismo año.
El toque que más le gustó ejecutar fue el de la Malagueña y, cómo no, el toque de la Bulería. Recuerdo grandes momentos con el gran aficionado Paco Padilla (1937-2021) en la Peña Fosforito, donde disfrutamos de ellos en el ciclo “Influencia de los Cantes de Málaga en los Cantes de Levante” acompañando al grandísimo cantaor Antonio de Canillas (1929-2018). Recuerdo su memorable actuación acompañando a Cándido de Málaga (1928-2011) en el L Aniversario de la Peña Juan Breva, en 1955-2005, 50 años de Arte Flamenco en Málaga; durante muchos años acudió a la ciudad de Arles (Francia) a una muestra de flamenco clásico, junto a Gitanillo de Vélez (1951-2022) y Cándido de Málaga. Una de las últimas actuaciones de Gabriel Cabrera que tuve el gusto de presenciar fue acompañando al cantaor Antonio José Fernández en el homenaje organizado por el Rincón Flamenco de Las Castañetas el 15 de septiembre de 2023 a nuestro querido Antonio Beltrán Lucena
Seguiría hablando de mi querido amigo Gabriel, pero llevo un semana para hilvanar lo que aquí podéis leer. Soy mayor, como podéis comprobar, las grandes personas con quien compartí muchos momentos de mi vida, están muertos. Ir al cementerio me cuesta cada día más trabajo porque cuando voy es a despedir a alguien querido, jamás por compromiso. Y el pasado seis de enero fui a San Gabriel. En una mañana gris y silenciosa me llegaron los trémolos de su despedida. Venían de la guitarra que bendice cada vez que la toca mi buen amigo Manolo Santos, en esta ocasión con toda la emoción de un adiós definitivo. Allí estaban los suyos, su familia y sus amigos, compañeros de profesión, Andrés Cansino, Antonio Soto, su amigo Pepe de Campillos, José Gabriel Campos Reyes “Quico del Tiriri” y no sé quién más estuvo porque yo no estuve en su responso. Mi corazón sí.
Sin embargo y a pesar de todo, de la lluvia, del vacío, de la indignación y de una gran tristeza, encontré a su familia y pude darle un abrazo a su viuda, mi amiga Carmen Calderón, a su hijo Gabriel y a toda la familia, los cinco hermanos de Gabriel, las dos hermanas de Carmen y su cuñado Paco Pavón. Y al cura, Paco Castro. Todos estaban aún allí y estuvimos una hora juntos, hablando de Gabriel y de la vida, del pasado y del presente, disgustados por decir adiós y dando gracias por haberlo tenido el tiempo que estuvo entre nosotros. Porque está con nosotros siempre nuestro Gabriel Cabrera.
Desde El Garitón, cuando comienza la rutina y se acaban las fiestas,
inundada de tristeza
Mariví Verdú