martes, 25 de agosto de 2009

DOLIENTE Y DE OCCIDENTE ENTRE TALIÓN Y LA PATADA EN EL CULO

Qué poco mérito le damos a cuanto nos han legado generosamente los trabajadores del pensamiento humano. Aquellos seres sobresalientes que, gracias a su inteligencia, dedicación, constancia y entrega adquirieron grandes conocimientos en cualquiera de los campos del saber. La sabiduría es fruto de una mente preclara que, preguntándose el porqué de las cosas, dedica su tiempo al bien. Da igual que sea toda su vida. Y en la sabiduría está la libertad, que no en unos derechos extraños para quien no reconoce deberes. Hoy parece que siempre hubieran sido las cosas tan comprensibles, fáciles y avanzadas como lo son actualmente. Y todos, por pocos estudios que tengamos, por poco que nos pongamos a pensar, sabemos que no es así. Nadie sabe lo que es π (el número PI ó 3,14159…) pero lo usa. O sabe que la tierra no es plana…aunque a algunos les dé absolutamente lo mismo.
Desde luego he de confesar que si fuera verdad la maquinita del tiempo, aquella de Herbert George Wells, la de la novela que fuera después famosa película en la que viajaba Rod Taylor por la historia como si nada, yo estaría dispuesta a ser observadora de una época concreta de la historia, a pesar de que la mujer, por aquellos momentos, pinchaba y cortaba más bien poco. Hablo de la Edad de Oro de Grecia. Y el porqué me gustaría retroceder a esos años cruciales es porque debieron ser apasionantes. Desde Hecateo a Pitágoras, Eratóstenes, Tales de Mileto, Parménides, Aristóteles, hasta Heródoto… ¡qué viaje! Estos grandes personajes me parecen de tal generosidad, de tal importancia para todos nosotros, que sería bueno retomar sus enseñanzas, reflexionar con sus palabras y recordar sus méritos y el gran regalo que hicieron al resto de seres humanos. Tal vez debiera ser obligatorio recuperar, más que las series del coche fantástico, las del querido Carl Sagan, o hacer algo nuevo que abarcara las aportaciones de estos sabios de la filosofía y el pensamiento, de las matemáticas y de la poesía, padres de toda lucidez.
Sin embargo, lejos de tomar parte los gobiernos en la educación de los contribuyentes, o sea, de los que les pagan la paga y otros lujos, lejos de ejercer el poder sobre los medios de comunicación, un poder justo e inteligente, ofreciendo programas que debieran ser instructivos, educativos y formales, cada día tenemos más basura en TV y en prensa, más folletines de folleteo entre imbéciles y dedican horas y horas a llevar a la pantalla la vida de algunos merdellones que lo más importante que han hecho en su vida es echar un polvo desgraciado, con o sin fruto. Y claro, así nos va. Entre los ejecutores del poder, los medios y sobre todo la TV; entre los padres blandengues, despreocupados (o denunciados por un guantazo) y los profesores maniatados, estamos criando una pandilla de salvajes refinados que no me veas. Luego llega uno de estos gilipollas, de esos que tienen menos de quinientos vocablos en la cabeza (los simios tienen más si los adiestran), echando por tierra cualquier avance de más de dos mil años de lucha por la civilización, con su pintura en espray, rompiendo y ensuciando, sin respeto a la comunidad, pintarrajeando cualquier trozo recién acabado de fachada, carretera o lo que sea, no sólo con poco arte sino con un mal gusto que me dan ganas de que volviera la época de la manta de palos; o cuando los veo faltando a las más sencillas reglas de urbanidad… pero no pasa nada de nada. Estos insensatos destrozones ignoran cualquier deber, sólo tienen derechos. Y lo peor es que cualquiera de estos locos tendrá derecho a ejercer cualquier oficio o, lo que es peor, a mandarnos. Y la culpa la tenemos todos. Porque para poder enchufarse la tele y la play, y que el coche ande y retumbe con sus maravillosos sonidos de tribu urbana-inhumana, las facturas no las debiera pagar papaíto. Y digo yo ¿porqué cuando llegan a una mayoría de edad no se les exige compartir todos los gastos como colegas? Ya que el mayor desembolso está hecho por los padres (casa, electrodomésticos, muebles, etc.) ¿porqué no pagan nuestros queridos retoños la parte proporcional del IBI, de la factura de la luz, del gas, del agua, de los supermercados (las tonterías que las paguen íntegramente ellos) y ¿por qué motivo, si se emancipan y contribuyen a los gastos de la casa compartida a partes iguales con los colegas, cuando todavía no lo han hecho y empiezan a tener llave de la casa de sus padres no hacen lo mismo y se rascan el bolsillo? Ya que no contribuyen a nada, al menos tendrían que llamar a la puerta y dejarles tener intimidad a estos pobres padres que se despiden con este tipo de hijos de la paz y del sexo (sin pensar en los problemas íntimos, la menopausia, los dolores de corazón, etc.) Porque no saben nunca cuándo llegará el nene -o la nena- con la tajá de turno y dando por culo. No les dejan ni dormir siquiera. Bueno, y encima si les da a los sinluces por el casamiento, para cagarse ya. Van a comer todos a casa de papaito, tienen cocinera y no le regalan a la madre ni un maldito perfume o cremita de la cara del súper. Lo peor es que no traen ni media docena de huevos. El aceite o las patatas, que pesan, impensable… Y a papaíto que le dé prontito el infarto , que se mate a trabajar, que es lo suyo. La playa es para los jóvenes, las noches, la buena ropa, el sofá, las siestas y las madrugadas del pellejero, aquellas que le daba el sol en el culo y creía que era un lucero……no les entrara lo que le entró al gitano. Ah, y digo yo que si no estos monerías no ganan dinero aún, hay que prestar servicios a la comunidad. O sease, fregar los platos, los retretes, hacer la cama, poner la lavadora, tenderla, planchar los trapos, y etc. martinporra. Y es que si no hay dinero, no hay salida, que hay padres que cuando van al cine se asustan de la pantalla. Eso si van. NI debiera haber tanta ropita de moda, que aquí, o tos moros o tos cristianos.
Bueno, sé que hay excepciones que sólo hacen confirmar la regla. Aún quedan algunos jóvenes salpicados que oyen a su conciencia y actúan en consecuencia. Pero, nadie me podrá decir que ando equivocada, tratándose de la mayoría. Me podrán tachar por mis palabras de lo que quieran pero no me podrán quitar la razón, porque la gente, todos los mayores, y no sólo de edad sino de sesera, piensan lo mismo, aunque no se atrevan a decirlo.
Yo sigo deseando sea pronto una realidad lo del túnel del tiempo. Me encantaría conocer a Talión. Y a Jesucristo. Y a Nerón. Por mi madre que mandaría a más de uno con la plebe, a galeras a remar, para que se enteraran de lo que es bueno y volvieran besando las manos y los pies de quienes les propiciaron tanto bienestar.
O les mandaría a tomar viento a la farola, por no decir que se vayan adonde picó el pollo.
Desde El Garitón, consciente de mi inminente vejez y dando gracias al altísimo Jabalcuza por ello, Mariví Verdú

*Y si tienen tiempo, entren a ver en qué preciosidad gasta el suyo Miguel Alberca, a quien dedico el artículo WWW.GUATEQUE.NET
Gracias por las fotos.

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