viernes, 1 de enero de 2010

DOLIENTE Y DE OCCIDENTE ¡Viva 2010! Y vivan Alhaurín de la Torre y San Silvestre de mis entretelas


Ayer me puse con los borrachuelos para no pensar. Tenía que haberlos hecho el sábado antes de Nochebuena pero no pude por muchas circunstancias. Y los hice ayer porque era mejor no hacer balance del año 2009. Anda y que le corten las orejas a 2009 y que Dios no tenga en cuenta la mala leche que me infunde más de un cohabitante de este mundo. Y la verdad es que, como he tenido años peores, he tomado con cierta alegría y esperanza este año nuevo.


Son las siete y diecisiete de la primera mañana del año y me he sentado a escribir. No tengo arreglo. Creo que la mayoría de lectores de este diario ya me van conociendo y saben que soy tan madrugadora como amante de la naturaleza, y reconocen mis tendencias literarias y artísticas. Sí, la poesía, la pintura y el flamenco –en él bendigo a toda la música-, ¿para qué negarme a mí misma? Todas son manifestaciones que están en relación directa con el corazón de los hombres, como el amor y el dolor -aunque estos se sufran más a la chita callando- y yo he crecido entre ellas, con ellas.

A pesar de andar ya más cerca de los sesenta que de ninguna década, no cejo en el empeño de dejar escritas y recogidas las creaciones que en Málaga se den sobre las Bellas Artes, por lo que a ello dedico mi tiempo y atención. Ya conocéis mi historia y la de Calle del Agua, porque corren paralelas desde hace algunos años. Yo diría que son la misma, ya que a vivirlas me dedico. Tal vez por ese motivo he dejado rezagado mi artículo navideño, uno con villancicos y paz que quería haberles dedicado a todos ustedes desde hace más de una semana. Vayan mis mejores deseos en los versos de esta décima que forma parte de un conjunto de ellas que he reunido bajo el título Belén de papel de seda y que les dedico con todo mi cariño.


Belén de papel de seda,
de arena, musgo y cartón,
de purpurina y latón,
de hierba de la vereda
-que bien vivita se queda
hasta bien entrado enero-.
Cuelgo de un hilo el lucero
de orillo, y un ángel santo,
ese que me gusta tanto,
que dice ¡Gloria en el cielo!

El motivo de no haberlo hecho a tiempo es el mismo que ocupó hace tres meses una serie de artículos y crónicas en nuestro querido diario sobre Calle del Agua. Y es que anteayer nació una nueva revista, la número 9, un motivo de alegría y de satisfacción comparable tan sólo al momento de volverla a sacar del sufrido vientre de la creatividad. De este vientre abandonado de la mal llamada clase intelectual, política y hasta de los algunos amigos que se dedican a escribir, que son los que tal vez debieran valorar más el trabajo de los colaboradores de Calle del Agua y el mío, que no es poco. Y me pregunto ¿dónde están los amantes de la Literatura y del Flamenco de Málaga? ¿Puede más la envidia que la comprensión o la soberbia que la generosidad? No sé cómo no decaigo en este empeño al que tantas horas regalo. Pena me da ver cómo dejan aburrirse a la única asociación que ha demostrado tener agallas y talante para sacar adelante una revista de tal magnitud, dignísima, y con tan escasa ayuda. Tenía pena porque el apoyo institucional y flamenco de Málaga me falló hace unos años pero ¿dónde está el de Alhaurín de la Torre? Calle del Agua ha renacido y escogió hacerlo aquí. Pero… como si nada. Todo sigue brillando por la ausencia.


La verdad es que no entiendo mucho qué es lo que pasa en mi querido pueblo, y digo mío porque es la tierra escogida libremente por mis padres y por mí para vivir y morir, que significa tanto o más que haber nacido en ella y tenerla como natural, y, en el peor de los casos, obligadamente. Y digo mío porque aquí vivo, amo, sufro –entre otras cosas, el desempleo- y pago todos los impuestos. Soy más verde que una hiedra y más morá que una petunia. Hace mucho tiempo que sé de qué pie se cojea, el mismo que acepto la cojera con amor de madre. Sigo el desarrollo de este pueblo como el que ve crecer a un hijo…y lo defiendo y ensalzo siempre que tengo motivos y tribuna para hacerlo. Pero eso no significa que no le vea los defectos preguntándome muchas cosas sobre él y sobre sus responsables.

Y entre las cosas que me pregunto están algunos porqués esperando repuesta. ¿Cómo pueden tenerse cerrados o usados al 10% de su capacidad nuestros centros vecinales cuando hay colectivos -como el que yo represento- capaces de dar una alternativa cultural y flamenca semanal a un pueblo que tiene sitio de sobra y, lo más penoso, teniendo una peña flamenca de adorno?, ¿cómo podemos tener en Alhaurín una peña flamenca que sólo se cosca de año en año, más triste que el cobrador de los muertos, costando al ayuntamiento tanto dinero como le cuesta y teniendo menos chicha que una momia?, ¿por qué se hace tan poco caso a unas ofertas culturales de primer orden y sin embargo hay otras que, con poco que ofrezcan, cuentan con un nutrido número de clacs que se lo tragan todo como si estuvieran comiendo gloria y encima no les falta ni la bendición papal?


Pues quiero que sepan que Calle del Agua se acuerda en sus páginas de Miguel Alarcón, de Miguel Ángel Huesca, de Antonio Arjona, de Paco Acosta, dignísimos representantes de nuestro pueblo; que la escribe una vecina de Alhaurín de la Torre y que se vende -casi regalada- en la papelería María del Valle, más alhaurina que la torre, y que en la pasada edición nos acordamos de la Torre del Cante en un extenso artículo que, ni agradeció la peña ni su propio autor, teniendo ambos sobrados motivos para hacerlo, dejando de acudir al acto sin una excusa siquiera, sin una mísera llamada de teléfono, sin representatividad ninguna que llenara sus localidades, vacías durante todo el acto.

Pero, a pesar de los pesares, yo sigo con mi labor, este autismo que me aísla del mundo por exceso de sensaciones, con mi querido síndrome de Stendhal, preparando ya la décima revista que coincidirá en número con este nuevo año 2010. Nacerá para marzo, como la primavera. Y así la acogeré, como la flor de la canela. Espero que sigan asistiendo a su presentación los queridos amigos que lo hacen siempre, que son los que realmente se la merecen.

Quiero que sepan que no es rabieta ni amor propio lo que me mueve en estas últimas líneas, es sólo justicia lo que exijo. Y paz, pero exclusivamente para los hombres de buena voluntad. El resto, que se la gane.

Desde El Garitón, con mucho más amor del que expreso en estas crítica, Mariví Verdú.

*Gracias al grupo flamenco onubense Aliquindoi, al cantaor Joaquín Cabello “El Quini” y al joven guitarrista Rubén Lara por su colaboración en Calle del Agua 9. Y muy especialmente a Paco Jurado y a Niño de Bonela, artistas únicos, gloria del Flamenco en Málaga.


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