domingo, 4 de febrero de 2024

EN LA VERDE OLIVA CANTA, por Mariví Verdú

Ayer tarde tuve la afortunada decisión de dejar por un rato mi reposo y asistir a un acto que se celebraba en la peña flamenca “Torre del Cante”: la presentación del libro A quién le contaré yo... de Salvador Pendón. Se intuía interesante, dada la trayectoria de su autor y su dedicación al Flamenco y los Verdiales. Quería ver y oír también a dos jóvenes viejos amigos: Alberto Torres y Ríos Cabrillana, dos artistas a los que me volvía a encontrar después de muchos años y que ilustrarían con cante y toque las letras que se desgranarían durante el acto.

La cita fue a las cinco y media de la tarde y allí estuve, de las primeras en llegar. Saludé a todos los amigos y conocidos, subí despacito la gran escalera que lleva al salón de actos y allí esperé hasta que subieron todos junto a las autoridades de mi pueblo, dando así comienzo la actividad esperada. Después de la intervención de María Donaire, hija de Antonio, presidente de la entidad, que dio a todos la bienvenida a la peña, de la presentación que nuestro alcalde Joaquín Villanova hizo de Salvador Pendón, llena de agradecimientos y admiración personal, y de las palabras de nuestro diputado de Cultura Manuel López, comenzó la magistral intervención del autor, una amena exposición llena de verdaderos hallazgos, anécdotas y datos interesantísimos -los que solo en este libro pueden encontrar- y el concierto flamenco que acompañaba a cada letra citada y anteriormente comentada.

A quién le contaré yo...
es un cuidado inventario material y espiritual de los cancioneros españoles del siglo XIX, fruto de la investigación exigente y rigurosa de Salvador Pendón. En él reivindica algo que me interesa sobremanera y es el lugar que le otorga a la lírica popular anónima, justo motivo que ha dado sentido también a todo mi trabajo literario y a mi modesta aportación como investigadora: devolverle el lugar de honor que merece a la palabra cantada, recordada y escrita y el protagonismo que por justicia le corresponde a sus anónimos creadores, conservadores y, como es en este caso, estudiosos que dedican su tiempo y su maestría a dejarlo todo bien ordenado en un libro imprescindible. Es el segundo de lo que será una trilogía compuesta por Si quieres que yo te cante y que acabará con Ni la fuente más risueña que ya está a punto de salir a la luz. Todos ellos han contado con el respaldo y la colaboración de la Diputación de Málaga y su centro de ediciones.

Solo puedo desde aquí dar las gracias a los tres protagonistas de la tarde, a Salvador Pendón por enriquecernos con su trabajo, por hacernos partícipes de sus conocimientos y regalarnos el acceso a datos e historias que prenderán la llama en las nuevas generaciones de investigadores haciéndoles más fácil el camino. Gracias por su generosidad. Y a Juan Francisco Ríos Cabrillana por haberse tomado  tan en serio desde chico su profesión de cantaor de flamenco y por habernos ilustrado con su voz limpia las oportunas coplas antiguas que tanto nos han emocionado. Agradecer también a Alberto Torres su toque depurado y preciso y que asistiera acompañado de dos preciosidades: su hija Carmen y su esposa Lidia a quienes tuve el gusto de conocer. De su niña, de tan solo cuatro meses, me guardo la sonrisa tan preciosa que me echó. Toda la magia de la tarde se puede resumir en ella.  

El acto fue todo un éxito, con un lleno absoluto, inusual para una tarde de sábado, y un final muy espléndido ya que se les obsequió a los asistentes con un ejemplar del libro y Salvador estuvo dispuesto a dedicarlo a quienes quisieron llevar su firma de recuerdo. Antes de despedirnos con besos y abrazos, nos quedamos un rato en la peña alargando tan grato momento.  Quiero destacar a varias personas entre los asistentes: a Juan Moreno, presidente de mi peña Rincón del Cante de Las Castañetas y a varios socios, entre ellos a su hermano José María; a los concejales de Cultura y del Mayor, Andrés García y Miguel Pacheco, a algunos representantes del mundo de la Fiesta, entre los que nombro a Ramón Santamaría, alcalde la panda Raíces de Málaga y a María Elena Pino “La Cuqui”. Y cómo no a mis buenos amigos Salvador Rodríguez y Juani Soler.

Gracias, Salvador, por ofrecernos el fruto de tu trabajo, dos años de investigación, de dedicación, de cariño y pasión por este mundo que nos une en el tiempo y la afición. Y gracias a la vida que me deja disfrutar momentos como éste.

Desde El Garitón, aprovechando un insomnio lúcido y productivo, aún con el eco bellísimo y triste de la copla:
En la verde oliva canta,
que canta en la verde oliva...
¿Qué pájaro será aquel
que canta en la verde oliva?
Corre y dile que se calle
que su cante me lastima.


Por cierto, qué bonito el romance que la contiene y qué interesante. Lean el libro.
Con admiración, Mariví Verdú

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