domingo, 7 de julio de 2024

XXI FESTIVAL FLAMENCO "NIÑO DE LAS MORAS". A LAURA ROMÁN, por Mariví verdú

 

Anoche, como en los mejores tiempos de mi juventud, el flamenco me retuvo hasta altas horas de la madrugada disfrutándolo, emocionándome y dando gracias por ello. Qué patrimonio artístico más grande tiene mi tierra.  Sí, amigos, no podía faltar al XXI Festival Flamenco “Niño de las Moras” y allí estuve, hasta las 5 de la mañana, feliz después de una noche entrañable donde celebramos el homenaje que el malagueñísimo Barrio de El Palo ofreció a su hija querida, la cantaora Laura Román.

Nacida y criada en el seno de una familia flamenca, hecha artista en su ciudad natal, hay toda una saga de flamencos detrás de su apellido, desde su padre Pepe, su abuelo Manolo “el Carrero” o su tío Antonio Román, pasando por su hermano José Carlos y otros familiares, y llegamos hasta Curro Román que da nombre al parque donde cada año se celebra tan prestigioso festival flamenco, el del “Niño de las Moras”.

Aunque actualmente reside en Sevilla, Laura nunca falta al festival y siempre lleva en el corazón y en la boca a su barrio de El Palo, como referencia flamenca y de convivencia y se siente agradecida a su vecindario: un público que la adora.

Abrió el festival la joven cantaora cordobesa Inmaculada López, de Benamejí, acompañada a la guitarra por el maestro Fernando Rodríguez, de la Puebla de Cazalla. Interpretaron malagueña y abandolaos, soleá apolá, tangos y bulerias ante un público receptivo y respetuoso.

A continuación subió al escenario la gaditana Esmeralda Rancapino, de Puerto de Santa María, que con solo dieciocho años se metió a todos en el bolsillo. Posee una voz limpia y flamenca que solo puede venir de donde viene: es nieta del maestro Rancapino. Y por demás llegó acompañada del compás y la maestría de la guitarra de Paco León. Nos hicieron unos cantes por alegrías, soleares de Cádiz, tangos y bulerias. El público no los dejaba irse y nos cantó un par de fandangos dedicados a Manolo Caracol.

Yo asistí muy bien acompañada al festival, con entrañables amigos de El Palo como son Juani Soler, Salvador Rodríguez y el nieto del Niño de las Moras, Manolín. Me contó que este festival existía desde mucho antes, desde casi cuarenta años antes, bajo el auspicio de los aficionados del barrio que ponían el dinero de sus propios bolsillos y traían artistas de primer nivel. Siempre es interesante hablar con él, buen conocedor del flamenco. El festival estuvo presentado por Paco Moreno y como cada año bajo la atenta mirada de mi amigo Paco Leal, a quien tantas mejoras debe el barrio.

Entonces llegó el momento del acto institucional en el que se rindió homenaje a nuestra querida Laura Román y a los colaboradores del festival.


En el intermedio que le sucedió, me encontré con mi amiga Ana Morillo y salimos a tomar algo. Estuvimos recordando a dos asiduos asistentes al festival: Paul Mandeville y Toti Vega a quienes echaremos siempre de menos. Vayan nuestros recuerdos al corazón de la noche. Hablando de ellos, de mi estancia en Ronda, de todo lo que nos gusta a las dos, salió en nuestra conversación Emilio Prados, poeta del 27 que dejó en El Palo una imborrable huella. En este momento se une a nuestra conversación el profesor Francisco Chica, experto en la Generación del 27 y especialmente en Prados. El interés del encuentro así como la actuación que acaba de comenzar y merecía todo mi respeto, nos hizo quedarnos en la puerta y oír desde fuera el cante de la malagueña Antonia Contreras acompañada por el barcelonés y maestro de la guitarra Juan Ramón Caro. Interpretaron, con el aplauso y la admiración del público: malagueña del Canario, seguiriyas, bambera y romance rematado por bambera y fandangos.  A continuación fue el momento del baile que se abrió con un solo de guitarra del cordobés David de Ana. Maestro, a pesar de su corta edad, que arrancó aplausos de los presentes y críticas de los entendidos. El baile de Ana Pastrana, malagueña nacida en Archidona,  con el acompañamiento de este joven talento y de su grupo flamenco fue muy aplaudido. En su cuadro pude reconocer a Antonio Luque “Canito” (perdonen todos los demás, los artistas acompañantes a la percusión, palmas y cajón, durante todas las intervenciones de la noche. Desconozco sus nombres y por ello les pido mis disculpas. Son muy importantes para el lucimiento de los artistas de cabecera y deberían ir especificados en el programa).

Y llegó la actuación de quien todos esperábamos, la anfitriona y protagonista de la noche: Laura Román. Laura, luciendo una estampa perfecta y una madurez artística que emocionó a los presentes, llegó acompañada del espléndido guitarrista sevillano Salvador Gutiérrez, de Écija.  Un toque excelente para una cantaora hecha, entera, más flamenca que nunca. Ambos entregaron lo mejor de ellos mismos. Interpretaron  tangos, soleares, alegrías, seguiriyas, malagueñas y fandangos para rematar la noche por bulerias. Fue totalmente emocionante ver a todos los paleños entregados, rendidos, y yo,  desde mi pequeña parcela de poeta, con mi emocionado  corazón, agradeciéndole que se acordara de mí en unas alegrías que canta y hace suyas, habitual ya en su propio repertorio. Me emocionó porque esa letra lleva escrita veinticinco años, algo menos de lo que dura nuestra amistad. ¡Qué sea por mucho tiempo!

Su larga proyección a nivel nacional e internacional como cantaora, su gracia en el baile y su profesionalidad, hoy más que nunca han sido demostradas. Laura da la talla, es una gran artista andaluza, malagueña y paleña por lo que está más que justificado que el  XXI Festival Flamenco “Niño de las Moras” llevara su imagen y su nombre y se le dedicara anoche de todo corazón. Mi más cariñosa enhorabuena.


sábado, 6 de julio de 2024

IV CENTENARIO DE VICENTE ESPINEL. FGUMA EN RONDA, por Mariví Verdú

 Cuando la emoción te embarga
y el corazón se te sale
por los labios, no te vale
una perorata larga.
Ya la música se encarga
de darle forma al momento:
los versos y el sentimiento
van jugando con la rima...
no hay más bordón ni más prima
que una décima en el viento.

Queridos amigos, compañeros y lectores: no podéis imaginar la felicidad que supone para mí el poder ser alumna a mis años de la Universidad de Málaga. He disfrutado durante tres temporadas de los diferentes cursos que imparte para personas mayores de 55 años y solamente pido salud para poder continuar algunos años más dentro de esta aventura de saber, de disfrutar del ambiente, la cordialidad y las ganas de aprender que tenemos los de mi edad y de la entrega y generosidad del profesorado que imparte la espléndida oferta donde hay oportunidad para todo el mundo. Ellos saben que los que vamos allí lo hacemos realmente por voluntad, por ganas de seguir aprendiendo, por simple placer de conocer y contactar con gente con las mismas inquietudes, con las mismas ganas de prosperar, de no estancarse en la monotonía ociosa de la jubilación. Este año, como cada año, nos ofrecieron además los programas del verano con cursos en diferentes localidades: Marbella, Vélez Málaga, Ronda y Málaga, y con una variada oferta. Decidí hacer el que, bajo la denominación “Vicente Espinel y la décima, patrimonio vivo”, creí más adecuado e ilusionante para alguien que escribe, que escribe décimas, que improvisa décimas y que adora Ronda. Sí, el curso sería en el Convento de Santo Domingo, en pleno corazón del Tajo, los días 4 y 5 de julio, aprovechando el IV Aniversario de Espinel y dónde mejor que en su ciudad natal.

Aprender sobre la la décima y conocer mejor a su creador, ese personaje tan enigmático como encantador,  me dieron suficientes motivos para hacer la maleta y no dudar ni un momento que era lo mejor que podía hacer. No es fácil llegar a Ronda con un coche, faltan parkings gratuitos y sobran turistas, pero no puedo quejarme, la suerte me acompañó y tanto el alojamiento como el aparcamiento estaban en dos bocacalles de la Carrera Espinel, o sea, de la Calle La Bola.

Llegué a punto de comenzar, sobre el estrado estaban Belén Molina Huete, Profesora Titular de Literatura Española de la UMA (Grupo de Investigación ANLIT-C) y presidenta de la sección de Letras de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera y Alexis Díaz Pimienta , escritor y director de la Cátedra de Poesía Improvisada de la Universidad de las Artes. Director Academia Oralitura, dándonos la bienvenida y adelantándonos el contenido de las jornadas.

“El curso estará orientado a conmemorar el IV Centenario del fallecimiento del escritor rondeño Vicente Espinel, uno de los autores del Siglo de Oro español de mayor relevancia y vigencia. Este homenaje se presenta en una doble vertiente. Por una parte, se hará presentación, valoración y una puesta al día de la recepción crítica de su obra poética y en prosa a través de las intervenciones de reputados expertos científicos. Por otra parte, el curso se enfocará hacia la décima, estrofa establecida por Espinel, que del ámbito culto pasó al popular con extraordinario vigor, constituyendo hoy en día una de las modalidades de improvisación oral de mayor difusión (repentismo, canción, teatro) no solo en España sino muy especialmente en Hispanoamérica. Tanto una como otra dimensión se atenderán de manera académica pero también práctica, con presentación de muestras performativas.
A partir de las comunicaciones de los diferentes expertos universitarios invitados tendremos la ocasión de recordar las obras más significativas de Espinel, sus Diversas rimas y su novela Marcos de Obregón, al tiempo que se dará especial atención al tratamiento de la décima y la música en el autor. Asimismo, se ofrecerá un estado de la cuestión de los avances en su estudio y se abrirán espacios para su reconsideración.
En lo que se refiere a la décima, se analizará su evolución y permanencia, sus principales usos y las figuras más significativas que la han empleado a ambos lados del Atlántico. En su formulación culta, desde Lope de Vega a Nicolás Guillén, pasando por sor Juana Inés de la Cruz, Calderón de la Barca, Luis Rosales, Jorge Guillén… En su formulación oral, en Nicomedes Santa Cruz, en Perú; Jesús Orta Ruiz y Ángel Valiente, en Cuba; Agustín Rodríguez, en Panamá; Guillermo Cházaro Lagos, en México; Santos Rubio, en Chile; o Carlos Molina y Roberto Ayrala, en Uruguay y Argentina. Igualmente se estudiará y ponderará la importancia de la figura de Vicente Espinel como padre mitificado de la estrofa y su constante reconocimiento como tal entre los poetas populares latinoamericanos.
Habrá demostración in situ de las características musicales de la obra de Espinel con acompañamiento de guitarra, así como del uso de la décima en las manifestaciones orales improvisadas en Iberoamérica.”


La primera en intervenir fue María de la Paz Tenorio González, Doctora en Filosofía y Profesora de Educación Permanente de Junta de Andalucía. Autora de Vicente Espinel, músico y poeta universal.
Dándonos una visión de conjunto del protagonista, “Vicente Espinel: figura recurrente hasta nuestros días”, nos ofreció datos de su obra, de su vida, de sus libros de música sacra y teoría de la música, de sus traducciones de Horacio -alabadas por la mayoría y criticadas por Iriarte-. Nos habló de su estancia en Salamanca, contertulio de Ana Suazo con el motivo de la búsqueda de mecenazgos, reuniones donde la voz toma posición en contra de lo escrito y el rito de oír, recitar y aplaudir es la norma. También el duque de Medina Sidonia formó parte de sus tertulias; nos habló de su estancia en Milán, donde es el encargado de celebrar las exequias de Ana de Austria, madre de Felipe IV, el 5 de septiembre de 1591; de su trabajo como censor musical en la Academia de Madrid... La interesantísima exposición de Tenorio estuvo acompañada de una presentación interesantísima, tanto por la novedad de los documentos e ilustraciones expuestas, parte de su trabajo de investigación.

Descansamos media hora para volver con ganas de seguir aprendiendo y disfrutando. 

Continuamos con la intervención de Gaspar Garrote Bernal, Profesor Titular de Literatura Española (UMA, Grupo de Investigación ANLIT-C) y editor de las Diversas Rimas con su aportación titulada: “La décima que nos ronda”. Una interesante exposición llena de citas donde resalto el infortunio que acompaña a Vicente Espinel para poder hoy documentar sus obras, sus libretos y partituras, su patrimonio, ya que lo que no se perdió o malogró, pasó a su sobrino y de ahí a la Orden de los Mercedarios y posiblemente a cenizas. Se había sumado a la mesa, junto a Belen Molina, Alexis Pimienta y Gaspar Garrote, el Profesor Titular de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y poeta improvisador Yeray Rodríguez Quintana, conformando una mesa redonda con los siguientes temas: “Espinel y la décima. De Ronda a Canarias” y “La obra de Vicente Espinel: El estilo moral de las Diversas rimas”. 

Comentar toda la magia que aportaron los contertulios, el trabajo abnegado del profesor Rodríguez Quintana con los niños y jóvenes y la Escuela de Verseadores en la Isla de Gran Canaria me llenó de emoción. El uso en la actualidad de la décima entre la juventud nos augura un gran futuro para ella. Jeray contagiaba entusiasmo y ganas de trabajar, algo que me motiva y produce admiración. Gracias, Jeray. En el turno de preguntas, hablé de Alfonso Canales y Manuel Alcántara y de su costumbre de felicitarse las Pascuas en décimas, costumbre que he heredado y mantengo con familiares y amigos. Hablé también de la importancia que tiene la estrofa espinela para el Flamenco, en muchos de sus cantes de ida y vuelta.


Para finalizar la mañana, contamos con la presencia de Francisco J. Escobar Borrego, Catedrático de Literatura Española de la Universidad de Sevilla (Grupo de investigación ANLIT-C) con una conferencia y demostración a la guitarra bajo el título: “Vicente Espinel y la música: implicaciones y complicidades literarias”.  La cercanía del profesor Borrego y sus conocimientos musicales nos entusiasmaron pero la parte final en la que tuvo el Flamenco como protagonista comprenderéis que fue la que más complicidad y pasión me suscitó. Oía hablar de Chacón, de la Niña de los Peines, de Marchena o de Mayte Martín supuso un aliciente añadido a su magistral intervención,. Hablar de los cantes republicanos, de la vidalita, de la guajira, de los cantes del Piyayo... Estaba entusiasmada.  Toda una suerte haberlo conocido. Antes de despedirse, invitó a Jeray y Alexis a improvisar con su toque unas décimas...casi diez minutos de improvisación. Una genialidad de los tres.

La verdad es que salí muy contenta, llena de información e ilusionada por la jornada que me quedaba aún por disfrutar, pero el calor sofocante que caía sobre el puente del Tajo fue tan terrible que me hizo pensar en un desvanecimiento -morirse cruzando el Tajo de Ronda es una poética putada- así que aligeré el paso buscando sombra dispuesta a encontrar pronto un lugar para reponer fuerzas. Entré en un restaurante de la Calle Nueva y allí bebí y comí hasta sentir que me volvía el alma al cuerpo.  Aquel terrible calor no se notaba dentro del Salón de Actos del Convento de Santo Domingo pero una vez en la calle -eran más de las tres- caía el sol a pedazos.  Desde el mismo restaurante -aún no tenía un lugar para dormir- concerté una habitación  bien cerquita por lo que me alegré muchísimo ya que en breve podría ducharme y dormir una siesta que me devolviera a Ronda y al mundo. Así repuse mi ánimo y y salí por la tarde noche a pasear ¡qué bonita es!  Estuve disfrutando de un largo paseo, de las bellezas que Ronda nos ofrece en su paisaje nocturno y y me fui a la cama tranquila e ilusionada. La jornada  siguiente nos ofrecía nuevas expectativas, todas interesantes, y dormí plácidamente. Unos versos me desvelaron a las cuatro de la mañana y me senté a escribir. Así  improvisé allí tres décimas que guardé en mi agenda con la intención de leerlas si había ocasión.

REPENTE DE MADRUGADA. Curso UMA a Vicente Espinel. Ronda, 4 y 5 de julio de 2024

Cuatro de la madrugada.


Duerme la ciudad del Tajo
y yo comienzo el trabajo
del que vivo enamorada:
poner de forma ordenada
la voz de mi corazón
y expresar con emoción
lo que pasa por mi frente.
La décima solamente
sirve para mi canción.

Hoy nos reunimos por él,
por el cuarto centenario
de aquel ser extraordinario
que fue Vicente Espinel,
quien puso sobre el papel
la combinación perfecta
que al mundo entero conecta
y “espinela” la llamamos.
Con sus diez versos cantamos
y al corazón va directa.

Gracias a quien ha vertido
sobre su figura luz,
inmortal este andaluz
que de aquí nunca se ha ido.
Hay que estarle agradecido
por cuanto nos ha legado
que ronda con lo sagrado:
eso que no tiene nombre
porque siendo obra de hombre
en lo eterno se ha quedado.

La verdad es que la mañana se presentó luminosa y yo estaba llena de ánimo, feliz. El haber descansado bien y el contar con un lugar adonde volver, me causaba tranquilidad. Llegué a buena hora, con tiempo de saludar a los amigos que en la jornada anterior había hecho en el descanso: el compañero Hugo Cuche, chileno y afincado en Benaoján,  y María Jesús García, profesora rondeña, con quienes me me volví a sentar dispuesta a disfrutar la nueva jornada. Encontré también a mi amigo Paco Torres Avilés, quien propició el encuentro con el poeta José Antonio Muñoz Rojas, por lo que le estaré siempre agradecida. 

Ayer tuvimos la suerte de conocer a los conferenciantes,  profesores, personalidades del mundo de la enseñanza, de la Literatura y de la Música, todo suponía un un nuevo aprendizaje, un añadido importante a la dedicación de mi tiempo. He luchado con muchas limitaciones y aún así pude profundizar en el personaje y por supuesto en la décima, estrofa poética que uso a menudo para mis letras flamencas, para mi poesía. La poesía flamenca es una de mis aficiones, de mis aspiraciones. Siempre he estado luchando porque tenga el lugar que merece dentro de las consabidas vertientes flamencas de cante, toque y baile, porque sin poesía no habría nada, sin verbo que nos conmueva no habría pellizco ni mensaje, no habría cante flamenco.

Una de las intervenciones más impresionantes y atractivas del curso la protagonizó Maximiano Trapero, Catedrático de Literatura Española de la Universidad de Gran Canaria, con su conferencia “Espinel, sí, ¿pero la espinela?”. El título en sí ya era más que atractivo y el conferenciante venía avalado por mucho trabajo de investigación sobre la décima. Con un aplomo que solo lo da la seguridad de aquel que sabe lo que dice, cuestionándose todo lo que damos por hecho,  nos demostró que hay misterios en la historia que dan nombre y perpetuidad a algunos como los hay que dan olvido y fugacidad a otros y que lo importante es la memoria universal de lo que importa, de la estela musical del misterio. Así lo interpreté y así lo cuento. Nos regaló a los presentes un doble CD, una antología del VI Encuentro-Festival Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado.

Seguidamente y alterando el orden de intervención, subió a escena Asunción Rallo Gruss, Catedrática de Literatura Española de la UMA y académica de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera y editora del Marcos de Obregón con su disertación “De la tradición a la originalidad en Espinel novelista”. Su intervención y amor por la obra me incitan a releer la novela para encontrar en ella las  cuestiones y citas que fue desgranado, las relaciones de la Vida del Escudero Marcos de Obregón, tales como su relación con el género picaresco, autobiografía de un personaje de ficción y elementos propios de una novela barroca. Cercana y agradable, Asunción nos dejó con ganas de continuar con el tema.

La siguiente invitada fue Ana María González-Mafud, Profesora Titular de la Universidad de La Habana, que nos trajo el tema “Viajera peninsular: la décima en Cuba”. Su intervención corta y no exenta de buen gusto y sabiduría, nos habló de Lezama Lima, de Juana Pastor, de Juan Cristobal Nápoles Fajardo “Cucalambé”,  de Jesús Orta “El indio Naborí”, de José Martí, de Adolfo Martí-Fuentes, de Raul Hernández Novás, de Silvio Rodríguez...

Se abrió la mesa de debate con ambas conferenciantes  junto a Belén Molina y Alexis Díaz  en el tema “Espinel y la décima. De Ronda a América”. Fue todo tan emotivo y verdadero que no tengo más que palabras de agradecimiento hacia tanta generosidad de los participantes al poner tantos años de investigación y de trabajo a nuestra disposición, para nuestro conocimiento y deleite.

Para la clausura nos habían reservado un broche musical a cargo de Toni Zenet, cantante, actor y artista plástico que llegó acompañado a la guitarra por .......... y se encargó de improvisar décimas de Alexis Pimienta y con son de ranchera dos de mi autoría (1ª y 3ª que acompañan esta crónica) algo que agradezco profundamente. Fue un fin de fiesta memorable, fiesta de la que no queríamos despedirnos.  Después de una sesión de fotos entrañables, de intercambio de teléfonos y direcciones, de besos y abrazos, cada uno se fue por donde vino pero en mi caso con una cantidad de experiencia y emociones que dan para vivir una temporada

No puedo por más que contar maravillas de lo bien que lo he pasado y de las personas que he conocido, del grato ambiente que que ha rodeado el curso de la Fundación General de la Universidad de Málaga y la semilla de amistades que me traigo en la agenda y en el corazón.

* Estoy a la espera de saber cómo se llama el guitarrista de Zenet pero quiero colgar ya la crónica porque será fácil añadirlo. He puesto puntos suspensivos. Esta es otra crónica no oficial de lo que allí ocurrió, gracias a que los medios ya están también a disposición de todos nosotros para contar la otra cara de la verdad, que no es mentira.

*El nombre del guitarrista que acompañó a Zenet es José Atero. Gracias, Javier Martín Aguilar, por la información. Un abrazo.

CONSTERNACIÓN Y TRISTEZA POR LA MUERTE DE EDUARDO BANDERA, por Mariví Verdú

Ha llovido esta tarde y esta noche. Hoy, día 7 de septiembre, víspera del día de la Victoria, nos han arrebatado a Eduardo Bandera. No quier...