viernes, 23 de diciembre de 2011

DOLIENTE Y DE OCCIDENTE EN DÍAS DE ESTRENO

Acaba de entrar el invierno. No llevamos ni veinticuatro horas desde que entró por oriente el sol que no acaba de enterarse de que tiene que hacer frío y llover. Ahí estaba ayer, radiante como una perla de oro. Cuatro horas más tarde salió el gordo de la lotería de Navidad y tocó en Huesca. Allí, que hace frío. A todo el que le tocó le habrá venido muy bien, como es de recibo. Yo me moriré, como mi padre, sin experimentar lo que es un premio de azar cualquiera. Pero no me quejo, me hice una analítica hace dos semanas y parece que me funciona el cuerpo todavía. El alma lo está haciendo a las mil maravillas y con eso ya tengo uno de los premios más difíciles de obtener: el que contiene la vida y el pensamiento. Gracias, Gran Lotero.


También acabamos de estrenar gobierno en España. A mí me ha gustado que esté Gallardón, le tengo un especial cariño a ese señor. Le he visto muchas veces con lágrimas en los ojos, algo que me enternece siempre porque las lágrimas son la señal de que el alma está en su armario y el que tiene eso tiene conciencia. Mucha suerte a estos nuevos ministros porque a los pobres les va a a hacer falta con la herencia que les han dejado y con el país más desmembrado que nunca lo estuvo. A ver si ponen algunas cosas en su sitio, muchas nunca debieron haberse cambiado de donde estaban. Porque tenían que haber arreglado lo que estaba mal y no toquetear lo que funcionaba. Suerte a Rajoy. A ver si le dejan hacer lo que debe, que ya está bien de estado del malestar.


Mañana es Navidad. Una fecha más del calendario aunque tocada por la fe de la venida de Dios a la tierra encarnado en un niño chiquito que parió María, una virgen que casó con el casto José hace más de dos mil años. Y antes de lo que dura el acto de santiguarse, estaremos en nochevieja. Un año más que tenemos encima y un año menos en la cuenta del tiempo. Así ha sido y será para todos los seres de la tierra. Pero los años vividos empiezan a tener su peso específico y empezamos a llevarlos como se lleva un traje nuevo, con alegría y satisfacción, con una dosis de calma y conocimiento que ya la hubiera querido yo en mis años mozos: más me hubiera valido el traje. El paso del tiempo nos hacen más compresivos, más generosos, por lo menos a mí y a los que son mis amigos más cercanos; nos hacen más buenos, en una palabra. Aunque yo opino que cada época tiene su tiempode disfrute y que cadauno disfruta con lo que le gusta. Yo hoy lo hago escribendo estos versos para desearles a todos los seguidores de Diario La Torre una feliz Navidad y un prósperero 2012.


Cariñosamente, desde un Garitón donde confirma su pacto de amor y belleza la Schlumbergera truncata, mi cactus de acción de gracias, mi Santa Teresita, todo lleno de flores rojas, como mi corazón.

Pastor que el alma me diste,
Pastorcillo dulce y tierno
que aquella noche de invierno,
entre la paja naciste.
¿Por qué a este mundo viniste,
si tu sufrir conocías?
Ay, dolor de mi Mesías
dolor de Dios hecho hombre.
Bendito sea tu nombre,
Niño de las penas mías.


 Mariví Verdú.

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