domingo, 2 de marzo de 2025

LOS CHAPARRO EN LA PEÑA DE LOS VERDIALES, por Mariví Verdú

Ayer, primer día de marzo, invitada por el presidente de la Peña de los Verdiales Juan Manuel Ruiz Sánchez, tuve el honor de compartir mesa y sobremesa con amigos muy especiales: la Familia Chaparro y los directivos de la peña: Mari Ángeles Pérez Padilla, viuda de Agustín Jiménez Martín, Mariví Romero, hija de Paco Maroto y Lola, Manuel Fernández, la querida familia de Juanma y otros socios y simpatizantes de la entidad como Juan Fernández Mateo, sobrino de Antonio El Malagueño.


Degustamos unas berzas de habichuelas verdes como si las hubiera guisado nuestra madre y unas tortillas de bacalao exquisitas. Yo tuve al lado y enfrente a dos hermanas de 13 y 15 años, Charlotte y Elisa, que disfrutaron lo indecible. Malagueñas de El Palo, hijas de una alemana del unificado Este y de un holandés, asistieron en calidad de aficionadas al encuentro con Los Chaparro de Málaga con verdadera devoción. Y no era para menos. La tarde nos había reservado una regalo de incalculable valor, una sobremesa flamenca con la actuación de Chaparro de Málaga acompañando a su hijo Jose de Chaparro que resultó antológica. 


Me pareció, a mi manera de entender lo que es el flamenco, un momento cumbre donde los sentimientos estuvieron a flor de piel, los recuerdos, la esperanza y la añoranza en su perfecto equilibrio, evocando y presenciando a la vez lo que es el flamenco.

Comenzaron por alegrías de Cádiz para continuar por malagueñas, la de la Peñaranda 'No merece ni el vivir' rematada por una rondeña con el aire de Antonio de Canillas y una tanda de abandolaos recordando a Cayetano Muriel "Niño de Cabra" y a Juan Breva. A continuación nos interpretaron tres verdiales que fueron especialmente acogidos entre fiesteros.

A petición de su abuela materna, José de Chaparro nos cantó por seguiriyas. Un momento sobrecogedor, en todos los aspectos del sobrecogimiento, con un largo y entrañable recuerdo a Gitanillo de Velez. Las remato por cabales y nos quedamos todos con el corazón encogido, todos, incluidos los dos grandes artistas que nos deleitaban... Imposible una entrega mayor.

Como la reunión era tan entrañable y la seguiriya nos dejó sin aliento a todos, hablamos un rato de Luis Santiago Amador "Gitanillo de Velez" y de tan querida familia, sus hijos, su Reme del alma, mucho arte y muchos y grandes recuerdos. Hemos compartido muy bonitas reuniones con la familia de Gitanillo. Era una persona muy especial y querida. Le echamos de menos.

Continuaron la actuación por tangos. Recordando a La Repompa y  a La Pirula, los tangos que yo bauticé como de la Casa de las Monjas... Siguieron con una rondeña metida por aires de tangos, con los de Graná y un largo y precioso recuerdo a Enrique Morente cantando a Lorca en aquel mágico fragmento de 'El lenguaje de las flores' (de Doña Rosita La Soltera): Abierta estaba la rosa con la luz... Y así ocurrió, estaba la rosa totalmente abierta, desprendiendo el aroma más puro de la tarde.

Nos recordó con unos fandangos a la Niña de los Peines y  también a Pepe Pinto y  un último fandango personal con el quiebro del De La Calzá. Y continuaron por bulerías con unas letras dedicadas a la pasada conmemoración del Día de Andalucía del querido amigo y gran artista José Manuel Ruiz Rosa "El Chino de Málaga". Agradecí expresamente que recordará al poeta granadino Manuel Benítez Carrasco en algunas de sus soleares más representativas. Con esta maravillosa evocación remataron la impresionante actuación de la tarde. 

Y una petición muy especial, de Mari Paz, su madre, hizo que nos cantara nuestro querido José una saeta flamenca. Y así, triunfantes, llegó el momento de la despedida, de los abrazos. Aplausos y oles hubieron durante toda la singular actuación de padre e hijo. 


Todo un privilegio el tenerlos en reunión tan cercana, en contar con su noble amistad porque nobleza y humildad, unidas a profesionalidad y maestría, son el secreto del éxito, la gracia de la genialidad. Eso es Juan Antonio Conejo Vida "Chaparro de Málaga" y eso es lo que ha sembrado recogiendo el cariño y el reconocimiento de todo aquel que aprecia su dedicación. Y para su hijo José solo esperamos todo el éxito del mundo. A José de Chaparro le acompañan la juventud, sus ganas de aprender, de entregarse por entero, de darlo todo, de triunfar...y le acompaña lo más grande: su padre.

Qué la fortuna, la salud y el éxito os acompañe, familia. Y el amor.

El aficionado José Fernández nos cantó, aprovechando la presencia y el acompañamiento de Chaparro, por tientos y seguiriyas con un temple y flamencura muy interesantes. 

Y con besos y abrazos dije adiós a todos. Satisfecha y emocionada, me vine para el campo. Lloviznaba cuando salí de la Finca Quintana. Llegando a Alhaurín de la Torre, seguía cayendo un agua fina, pero a la hora de abrir el portón me cayó todo el agua del mundo. Y se me había olvidado el paraguas en la peña... 


Del coche a la puerta de mi casa le eché valor, aunque me puse como una sopa. Pero ya estaba en El Garitón, lugar de mis sueños, de mi insomnio, mi hogar. Y aquí estoy, desvelada, recordando lo mágica que puede ser una tarde. Y disfrutando de las preciosas fotos donde se nos refleja la alegría del encuentro.


Gracias a quienes lo habéis iluminado.

Con todo mi cariño, Mariví Verdú


viernes, 28 de febrero de 2025

PREGÓN DÍA DE ANDALUCÍA de SALVADOR PENDÓN - FEMAPE LA ALCAZABA, por Mariví Verdú

 Un año más la Federación Malagueña de Peñas, Centros Culturales y Casas Regionales "La Alcazaba" ha celebrado el Día de Andalucía desde el Auditorio de la Diputación "Edgar Neville" de Málaga, en esta ocasión con un pregonero de excepción: Salvador Pendón Muñoz.
 
El acto ha comenzado con la actuación del Grupo Folklórico Solera, orgullo de Alhaurín de la Torre. El nombre que ostenta le hace los honores porque lo avalan muchos años de trabajo entregado y bien hecho, tienen verdadera solera y es un emblema de mí querido pueblo. Tres generaciones sobre el escenario que nos han regalado luz y color, música y danza, esperanza en el futuro.

Y para dar paso al pregonero de hogaño, ha tomado la palabra el del pasado, Gregorio Valderrama Zapata,  encargado de acercarnos con su presentación el vasto currículum del pregonero, imposible de resumir en pocas palabras. Después de anunciar su intervención, Salvador entra en escena junto a su panda querida, nuestros amigos de Las Castañetas, ataviado de fiestero, con su guitarra roja y su sombrero de verdiales al hombro...uno más, arropado por la amistad y la música más antigua del Mediterráneo.


Conocido de todos los presentes, diré de Salvador que ha repartido su tiempo espléndidamente entre la política social, la enseñanza, la familia, el flamenco, la poesía , la investigación, los verdiales, la vida rural y los libros. Trabajador incansable, resume Salvador en una cuarteta de su pregón:

Por si lo quieren saber,
de las cosas principales
es para mí la de ser
fiestero de verdiales.


Dedicando su intervención a una parte emblemática de la provincia, a la Axarquía, hace un recorrido por ella desde El Borge, su tierra natal, a Almáchar, desde Archez a Sedella, desde Alfarnate a Macharaviaya... Y así hasta sus treinta y un municipios donde nos ha llevado con su rima.


Me acordaré de sus cantes,
del sabor de sus cocinas,
de sus fiestas más brillantes,
de arroyos y de colinas.
De sus campos, de sus calles,
de su historia y monumentos
que son muchos los detalles
que alientan mis sentimientos.


Y eso ha sido, un chorro de palabra viva y sentimiento, de lágrimas, de recuerdos a Canillas de Aceituno con su hijo predilecto Antonio, a Paco el de Maroto, al baile de las maragatas... Nos han cantado Ríos Cabrilana y Elena Pino, Juan Moreno los ha acompañado a la guitarra, nos ha recitado Adolfo Cisneros con una impresionante puesta en escena... Y así, versos tras verso, fue llegando a su fin.


Termina como empezó
esta entrañable propuesta,
como esto ya se acabó,
salga ¡y arriba la fiesta!


Y todos coreamos ¡Arriba la Fiesta!

Y así se ha despedido saliendo con su panda, tal y como entró, arropado con los componentes de "La de El Maestro", que es él.

Espléndido pregón el de Salvador Pendón, espléndidos todos y generosos sus colaboradores. Un rato irrepetible.


Y continuó el acto institucional: entrega de banderas a las distintas entidades federadas, intervención del presidente de la Federación Malagueña de Peñas, Centros Culturales y Casas Regionales "La Alcazaba", Manuel Curtido Oliva, del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, de José Luis Rodríguez del Pozo, por Diputación, y de Ángel, hijo y heredero de José Sánchez Rosso, dueño del restaurante El Chinitas, que ha donado a la federación la colección de mosaicos de Ruíz de Luna que lo decoraban y la foto del genial Miguel de los Reyes. Los mosaicos han sido restaurados por José Luis Pavón que ha dado las gracias.


La Banda de Música de Málaga, dirigida por Francisco Haro Sánchez, ha puesto el colofón a un acto insuperable, interpretando una selección de Danzas Andaluzas. En primer lugar, la partitura "Entre flores", de Pacheco, en segundo "Cantos de mi tierra", de Barrios, y en tercer lugar "La isla", de Beigveder.

El acto se ha cerrado con la interpretación del Himno de Andalucía que coreamos la mayoría de los presentes y unos acordes del Himno Nacional.


Estaba lloviendo a mares. Las calles iban de banda en banda, pero yo salía muy feliz, contenta de haber asistido a tan grata celebración.

Ahora, desde El Garitón, después del chapuzón a la salida, disfrutando doblemente el calor del hogar en una mezcla de recuerdos del día, paz y confort de bata y zapatillas, escribo y os lo cuento.

Mariví Verdú.



 


Qué alegría de abrazos con mi querido Antonio Montiel, Gregorio Valderrama, Joaquín Cabello, Adolfo Cisneros, Pedro Gordillo, Begoña Garrido, Aurora Barona, Luis Reina...


















domingo, 23 de febrero de 2025

BONELA HIJO Y FRAN VINUESA EN EL RINCÓN FLAMENCO DE LAS CASTAÑETAS, por Mariví Verdú

Ayer, en el rincón flamenco más flamenco de Málaga, en Las Castañetas, tuvo lugar un encuentro flamenquisimo, extraordinario: el cantaor Francisco Javier Sánchez Bandera "Bonela Hijo" y el guitarrista Fran Vinuesa.

Presentados por Inma Reina, vicepresidenta de la entidad, y Joaquín Cabello, relaciones públicas, nos dieron un recital memorable. 



Francis Bonela es un cantaor completo, conocedor de todos los palos, los domina y ejecuta con maestría. Hay algo que quiero destacar y que tiene que ver con las letras de su repertorio, letras que no les escucho a otros cantaores más que a los viejos ases del flamenco. El acompañamiento de Fran Vinuesa fue muy especial. Qué sorpresa más agradable verlo convertido en un gran profesional, yo que lo conocí de joven estudiante apuntando maneras. Gracias por saber cómo subir y bajar el volumen de tu guitarra, estar atento al momento del Cante y poner el adorno cuando toca.



 Bonela y Vinuesa nos deleitaron por malagueñas de El Canario, de El Perote y abandolaos que recordaron a Cayetano Muriel, al Cojo de Málaga, a Ronda, a Caracol y a su madre, Paquita, a quien tuve la suerte de tratar.

Siguieron con unas bulerías por soleá dónde nos recordaron a nuestro Chino de Málaga. A continuación nos hicieron unos tientos tangos metiendo letras de Agujetas, Cojo Pavón y Pastora Pavón y unas guajiras a compás. Y así acabo la primera parte de la actuación con el público puesto en pie y un largo aplauso.

Dio comienzo la segunda parte con un solo de Fran Vinuesa por levante, recordando en sus compases a Caracol y a su Niña de Fuego y a Juanito Valderrama y su emigrante, y todo sin salir del aire claro del levante. Emocionante momento para los amantes de la guitarra, para todos los flamencos presentes. Salió Francis para continuar su generosa actuación y nos cantó por guajira con letras del Piyayo y Juan Breva, con mucha dulzura y meciendo las palabras. Por bulerías hicieron magia de compás los dos, Vinuesa nos trajo a Lorca y su Anda Jaleo y Francis nos metió en la fiesta.

Acabaron su intervención con una tanda de fandangos ante un público satisfecho y entregado. Les despedimos con un largo aplauso de todos los asistentes a la magia del encuentro. Vino el duende, que lo sepáis todos.


Tuve la satisfacción personal de compartir mesa y almuerzo -un arroz con costilla exquisitamente preparado por Joaquín Cabello- con Rafael Ruiz, vicepresidente de la Peña Juan Breva, y nuestro querido amigo Salvador Rodríguez. 


Pude saludar a Malena Sánchez, la hija de Francis y Rocío Alcalá y a la guitarrista Lidia Vergara (dos jóvenes preciosas); a los cantaores Antonio Fuentes, Gregorio Valderrama, El Boli, y di las gracias a nuestro presidente Juan Moreno por su buen hacer, por el acierto de traernos siempre primeras figuras a nuestra peña.

 Gracias por participar de este rincón tan querido.

Desde El Garitón, recordando la tarde de ayer,

Mariví Verdú




   

viernes, 10 de enero de 2025

ADIÓS, GABRIEL CABRERA, GUITARRISTA Y AMIGO, por Mariví Verdú

                                 Con toda la tristeza del mundo digo adiós al guitarrista y amigo Gabriel Cabrera.

Gabriel Cabrera Piñero nació el día dieciocho de marzo de mil novecientos sesenta y dos en Alcalá de los Gazules (Cádiz). Hace muchos años, para aquel libro que quedó inédito  titulado “Málaga: límite y paraíso”, escribí su biografía. Fue a principios del año 2002. Hablar con Gabriel siempre resultaba fácil, no reír a su lado, imposible. Me contó que la primera vez que tuvo en sus brazos una guitarra fue con doce años. Antes  se hartó de llorar delante de una tómbola viéndola colgada como premio. Al final, afortunadamente, se salió con la suya, para él porque ha sido su profesión y para nosotros porque ha sido nuestro deleite.

Gabriel Cabrera se formó en Cádiz tocando para cantores y allí estudió dos años de solfeo. Ya en Málaga, retomo los estudios de solfeo y, aunque de Cádiz traía el compás, Málaga le abrió su abanico musical.  Llevaba cincuenta años dedicado profesionalmente al estudio de la guitarra, centrado en la pedagogía de la guitarra. Fue Profesor del Taller de Guitarra de la Federación de Peñas Flamencas y de la Escuela de Flamenco, Dramaturgia y Folklore creada en 2004 y dirigida por Jacinto Esteban, fallecido también este mismo año. 

El toque que más le gustó ejecutar fue el de la Malagueña y, cómo no, el toque de la  Bulería. Recuerdo grandes momentos con el gran aficionado Paco Padilla (1937-2021) en la Peña Fosforito, donde disfrutamos de ellos en el ciclo “Influencia de los Cantes de Málaga en los Cantes de Levante” acompañando al grandísimo cantaor Antonio de Canillas (1929-2018). Recuerdo su memorable actuación acompañando a Cándido de Málaga (1928-2011) en el L Aniversario de la Peña Juan Breva, en 1955-2005, 50 años de Arte Flamenco en Málaga; durante muchos años acudió a la ciudad de Arles (Francia) a una muestra de flamenco clásico, junto a Gitanillo de Vélez (1951-2022) y Cándido de Málaga. Una de las últimas actuaciones de Gabriel Cabrera que tuve el gusto de presenciar fue acompañando al cantaor Antonio José Fernández en el homenaje organizado por el Rincón Flamenco de Las Castañetas el 15 de septiembre de 2023 a nuestro querido Antonio Beltrán Lucena


Quiero resaltar su Primer Premio en el Certamen por Bulerías Tacita de Plata y que participó en la película del dirigida por Juan Antonio Bardem (1922-2002) titulada Joven Picasso, en la que acompañó a la guitarra al cantaor Antonio Fernández Díaz  “Fosforito”.

Seguiría hablando de mi querido amigo Gabriel, pero llevo un semana para hilvanar lo que aquí podéis leer. Soy mayor, como podéis comprobar, las grandes personas con quien compartí muchos momentos de  mi vida, están muertos. Ir al cementerio me cuesta cada día más trabajo porque cuando voy es a despedir a alguien querido, jamás por compromiso. Y el pasado seis de enero fui a San Gabriel. En una mañana gris y silenciosa me llegaron los trémolos de su despedida. Venían de la guitarra que bendice cada vez que la toca mi buen amigo Manolo Santos, en esta ocasión con toda la emoción de un adiós definitivo.  Allí estaban los suyos, su familia y sus amigos, compañeros de profesión,  Andrés Cansino, Antonio Soto, su amigo Pepe de Campillos, José Gabriel Campos Reyes “Quico del Tiriri” y no sé quién más estuvo porque yo no estuve en su responso. Mi corazón sí.

Pasé una mañana de Reyes entre ataúdes, buscando en el laberinto de salas, en la zona del crematorio, a su familia. No me quería ir sin verlos. Y todo el trastorno por hacer caso a una información equivocada. Sí, llegué una hora tarde porque hay quien no tiene conciencia. No se puede hablar de algo así, cuando no se está seguro. Porque allí me encajé con toda mi tristeza, a una sala 22 vacía, a una iglesia vacía, a una mañana igualmente vacía. Pero mejor olvidar el tema porque no adelanto nada quejándome.

Sin embargo y a pesar de todo, de la lluvia, del vacío, de la indignación y de una gran tristeza, encontré a su familia y pude darle un abrazo a su viuda, mi amiga Carmen Calderón, a su hijo Gabriel y a toda la familia, los cinco hermanos de Gabriel, las dos hermanas de Carmen y su cuñado Paco Pavón. Y al cura, Paco Castro. Todos estaban aún allí y estuvimos una hora juntos, hablando de Gabriel y de la vida, del pasado y del presente, disgustados por decir adiós y dando gracias por haberlo tenido el tiempo que estuvo entre nosotros. Porque está con nosotros siempre nuestro Gabriel Cabrera. 

Desde El Garitón, cuando comienza la rutina y se acaban las fiestas,
inundada de tristeza
Mariví Verdú




domingo, 5 de enero de 2025

RITUAL DE AÑO NUEVO, por Mariví Verdú

II.- Después de una Nochebuena y Nochevieja con los míos, dando gracias por las presencias y ausencias insustituibles, por la mesa repleta de frivolidades gastronómicas, de comidas, bebidas y postres deliciosos, intenté distraer el bajón de mi pensamiento activo poniendo atención a la amena sobremesa. Nochebuena es una fiesta muy delicada, sutil diría yo, por cuanto lleva de carga emocional para la inmensa parte de españoles que nos hemos criado en el cristianismo. Lo que se celebra es eso y no otra cosa, el nacimiento de un Niño que cambió la faz del mundo, aunque intentemos hacer de ella una fecha laica y consumista.


Llevo muchos años en los que dedico parte de mi tiempo navideño a conservar una costumbre que tenían dos grandes poetas malagueños: Alfonso Canales y Manuel Alcántara. Ellos se enviaban unas décimas para felicitarse las Pascuas entre sí. Hace años lo manteníamos Juan Miguel González, Pilar Bugella y yo, pero creo que solo quedo yo guardando la tradición, haciendo públicas mis felicitaciones y extensivas al mundo por este medio que la evolución y el progreso nos ponen a la mano. Este año escribí varias de las que extracto un par de ellas.



Me estoy tomando el café,
es día de Nochebuena,
estoy pensando en la cena...
y en el año que se fue.
Otro año que no sé
qué ha pasado, dónde he ido
buscando el tiempo perdido,
ese que dejé perder
habiendo cosas que hacer...
No me perdono el descuido. (...)

(...)
Es tiempo de agradecer,
tiempo de puertas abiertas,
de darnos todos la vuelta
y al origen descender.
La historia está por hacer
y de nosotros depende,
de la gente que no ofende
y que usa el corazón,
vivamos, pues, la emoción
del amor, mágico duende. (...)


Con mi familia de vacaciones por aquí, no hice planes ninguno. La prioridad ha sido estar con ellos, libre de obligaciones para atenderlos cuando quisieran o pudieran venir. Tampoco ha sido un gran sacrificio, son fechas de recogimiento para mí y de disfrutar de las cosas pequeñas que son tan grandísimas e inexplicables. Hacer mi Nacimiento, por ejemplo, como hicieran los míos desde años atrás, con un Belén de croché realizado por mi madre que conservo como un tesoro, como una entrañable reliquia.   En mi libro “Maytines del Nacimiento”, como introducción a mis villancicos, comienzo diciendo:

(...) De aquella caja bonita, guardada por tres generaciones, ambas sacaban los papelillos coleccionados durante el año y los ponían sobre el tapete de cretona. Los había de celofán, de orillo, de platilla de colores. Los de alfajores eran los más apreciados y los de la fruta escarchada que nos traía la madrina. Los había rojos, gualdos, azulinos, morados, rosas fucsia, verdes fieltro... todos de espejo. Mi madre los guardaba planchados y de ellos hacíamos preciosos adornos de Navidad: minúsculas cajitas de regalo, flores de acebo, bolas, pirulíes. Lo más parecido a un milagro ocurría, cercano el día de la Inmaculada, cuando sacábamos la caja del Misterio. (...)

Y sigue ocurriendo. El temblor de sacar la caja del Misterio es motivo de alegría, sin embargo la incertidumbre de guardarla un año más, a sabiendas de lo corta que es nuestra estancia en este mundo, produce un inevitable desasosiego.

En la mañana del día de año viejo, después de una visita de mi hijo que estuvo arreglándome una cerradura, varios enchufes y colgando el carrillón de viento y estrellas de mi puerta, felicísima,  salí a comprar. Entre otras cosas, vasos de papel y un kilo y medio de uvas. Ya por la tarde, a media hora de salir de mi casa, tomé catorce vasitos donde las coloqué en grupos de doce, una vez lavadas y secas. Había guisado el día antes una cazuela de lomo en manteca y corté con el viejo cuchillo jamonero de mi madre un par de platos para aportar algo a la generosa mesa de mis consuegros. Este año, con la esperanza de un nuevo ser, un varón que vendrá a multiplicar la alegría.


Compartidas las uvas y los besos, brindamos por el nuevo año como estarían haciendo a la par la inmensa mayoría de paisanos de esta España nuestra. Desear feliz año nuevo es una obligación moral que tenemos los unos con los otros. Hacer que así sea, debería serlo también y en eso habrá que poner el empeño. A una hora prudente ne fui despidiendo para el viaje de vuelta. Eran las dos y media de la mañana. Desde El Cónsul hasta El Garitón, tuve media hora para el balance del año, una revisión salpicada de luces largas y de intenso tráfico hasta llegar a Alhaurín de la Torre. Y a dormir.

En unas horas di paso al pequeño ritual de Año Nuevo, repitiendo una vez más el de mis últimos tiempos: desayunar mirando al mar y a la ciudad dormida, cambiar mi agenda con toda la tristeza que eso conlleva, abrir la nueva con la enorme incógnita que intento colorear de esperanza y ofrecerme desnuda al sacrificio, más mansita que un cordero, dando gracias por permitirme un año más podar los rosales de mi madre, los pies de moscatel de Alejandría que sembraran mi padre y mi tío Federico, el jazmín donde descansa mi tía María Teresa y desde este altozano de El Garitón no perder de vista el solar donde descansa mi hijo. Cerrar la agenda anterior, la de 2024, darla por concluida, saber que he de quitar nombres y añadir algunos a la nueva, me causa una tremenda desazón. Sentir que se me escapa un año de vida como un soplo, desde que comprara mi diario de dos tonos marrones en Canillas de Albaida aquel día dos de enero en el que cogimos violetas salvajes en el Río Taravilla (siguen secas en las primeras páginas), hasta la de este año que ya  guarda tres días de mi vida, resultado de un cambio en María del Valle. La única que les quedaba...

Ha pasado otro año y aquí estamos: tú, que estás leyendo, vivo y dedicado a tus cosas, y yo, viva, escribiendo, dedicada a las mías.

Desde El Garitón, deseando que sea un año bondadoso para todos, os mando un abrazo.

 

sábado, 4 de enero de 2025

DE SOROLLA, AL CIELO, por Mariví Verdú

I.- Hace mucho que no me siento a escribir. He dejado pasar estos días de Navidad  y de año nuevo porque he estado ocupada en mil cosas que no me han permitido sentarme un rato a oírme. Ha habido de todo, alegrías y tristezas pero siempre la sombra es más densa que la luz y a veces oculta el punto de luz que nos da paso a seguir viviendo con un hilo de esperanza. Hoy necesito quitarle la válvula a mi corazón y dejarlo ir, atenderlo, traducirlo en palabras. Últimamente está más sensible que de costumbre, más callado y cuando me habla lo hace en un idioma tan difícil de transcribir, con un lenguaje cansado, encriptado a veces, aterido de frío, perdido, confundido en este divagar tristemente finito, bordeando  el límite de sucesos. Me cuesta darle voz a este silencio y reconocer el cansado tic tac que me mantiene viva. Lo identifico por el deje a melancolía que no ha perdido, por varias frases construidas con lágrimas que usa como coletilla y un exceso de pretéritos del verbo amar. En este latido al unísono del planeta que acompasa a todos los seres vivos, son los únicos rasgos que pueden demostrar mi autoría.

La única entrada de mi blog en diciembre fue para contaros el grato viaje a Bilbao, a Barakaldo, con motivo de la presentación de la Antología de la Copla Flamenca en la clausura del XXXVIII Concurso de Letras Flamencas “Hijjos de Almáchar” y las dos entradas anteriores, las de noviembre, para conmemorar el XXV Aniversario de la muerte de Manuel Benítez Carrasco y presentaros el mismo libro de la Editorial Renacimento. Y la verdad es que han pasado miles de cosas más que no cuento, unas por falta de tiempo y otras por exceso de celo. Os cantaré parte de mi viaje a Madrid y me reservaré el viaje a Talavera en el deseo de que todos mis lectores puedan disfrutar de la familia como yo lo he hecho, de mi nieto y del regreso a Málaga en coche, cruzando los cuatro media España, viendo y disfrutando la bendita tierra que nos ha tocado en suerte y dando gracias cuando bajábamos el Puerto de Las Pedrizas porque en media hora estaríamos en nuestros destinos.

Ir a Madrid tiene siempre su atractivo. Viajar en AVE, su encanto. En esta ocasión compartí vagón y mesa con un poeta joven, compositor de raps, Julián, que iba con su abuela al concierto de Alfonso La Cruz. Le recomendé la exposición que me había llevado hasta allí, y me los volví a encontrar en el Palacio Real. Pero verme ante la obra de Joaquín Sorolla es un placer tan grande que necesito disfrutarlo a solas.

Madrid, ciudad monumental, ruidosa, lleva implícita su multitud, la necesidad de llevar un fajo de billetes, de acometer grandes desplazamientos a escoger entre las miasmas del metro o las sorpresas del taxímetro y la tristeza de ver aún pobres descalzos y tirados en la calle al lado del Palacio Real o entre La Almudena y el Consejo de Estado en la Calle Mayor. Qué sentimiento más malo. Y el colmo está en Atocha: no tener dónde guardar la maleta si llegas en Ave porque lleva tantísimos años sin consigna y en obras que aburre al santo Job. La Estación de Atocha se ha quedado obsoleta, fuera de onda. Sí, amigos, está muy anticuada y no ofrece comodidad alguna a quienes tienen que pasar horas allí, ni para ocio ni para restauración, habiendo que pagar quince euros por un bocadillo con la lengua afuera, enseñando la loncha ridícula de jamón que contiene. Y sin alternativas. Sí, Madrid tiene su dos caras, la de ofrecernos una oferta cultural y de ocio sin parangón y la de una ciudad desorbitada y deshumanizada donde solo queda de bueno la mitad de su gente que me imagino estará deseosa de que la otra mitad se vaya a tomar viento. Pero Sorolla bien valía pasar ese quinario que despedía al otoño.

Sorolla, cien años de modernidad, exposición temporal en el Palacio Real que podremos disfrutar hasta el 16 de febrero, alberga 77 obras de lo más representativo del artista, tanto en su temática como en las fases de su producción, aunque pude disfrutar de su Café de París, expuesto para la ocasión y nunca visto antes en ninguna de sus muestras. Sigo la obra de este artista desde hace años. Recuerdo con verdadero entusiasmo la vez que nos trajeron varias de sus obras a Málaga con motivo del centenario de la Generación del 98 con “La mirada del 98” en la Sala Alameda, hace exactamente veintisiete años: He ido a su Casa-museo en Madrid, he visto y celebrado documentales de su vida...me interesa su obra. Me encanta su obra. Y pude fotografiar cada cuadro, cada rasgo de su genialidad, cada rayo de sol atrapado con su pincel y cada gota de agua donde el sol reverbera...

Y desde el palacio a la agitación del metro, a la estación triste, para irme  con los míos a Talavera. La estación de Talavera es romántica y vieja, como yo. Y allí estaba mi hijo para salvarme del mundo. 

Desde El Garitón, recordando la belleza de los días pasados, Mariví Verdú


LOS CHAPARRO EN LA PEÑA DE LOS VERDIALES, por Mariví Verdú

Ayer, primer día de marzo, invitada por el presidente de la Peña de los Verdiales Juan Manuel Ruiz Sánchez, tuve el honor de compartir mesa...